¡BENDITOS SEAN LOS DISCURSOS RESIGNADOS!
Mohamed Ali
No olvides, querido Mustapha, que Intelectualidad y Bidanidad son dos conceptos en continua disyuntiva: la perenne controversia saharauía. Aparte de la dichosa coyuntura (¡maldita sea!), hay más elementos y cosas varias que nos determinan el lugar, el momento, el modo, la sílaba, la dosis de teína,... el ser y el estar, en definitiva. Abre más los ojos, tocayo, y recuerda que ¡Bendito/maldito sea el verbo leer!
Recuerda también que el saharuismo utópico ha muerto. O lo hemos matado, vaya, dicho sea virtualmente. Ya somos la metáfora de nosotros mismos: ya se mira más hacia arriba y hacia adentro que hacia abajo y hacia afuera.
Me explico: los cambios son necesarios, pero no siempre ocurren para bien. Este cambio que padece -a dolorosas llagas- la sociedad saharauía está siendo ciertamente necesario, pero nadie sabe adónde vamos. Nos quejamos en Hassanía, lloramos en silencio, consumimos en cualquier romance latino, soñamos en negativo, perdimos en esperanto... Usamos más el mechero que el bolígrafo... Y el mundo, ya ves, aún jugando al fútbol, y al ¡Mira quién baila, quién gana, quién pierde...!
La intelectualidad, por bidanía, y la bidanidad, per se, no quieren ni pueden tomar cuerpo de clase. Entre otras razones, porque está ya muy ajado ese palabro. Reclamo yo también, contigo, a la flor y nata de la saharauidad un acto de fe, un acto de esencia y un acto de presencia. Aunque sea en discursos resignados ¡Benditos sean!
27.06.06