Fernando GUIJARRO ARCAS
Granada, 1 junio 2001
Estimado señor:
Agradeciendo profundamente la visita que hace a los campamentos saharauis, y los comentarios que esta página web reproduce de sus impresiones allí, tan semejantes a las de toda persona honesta que conoce de cerca aquello, y no por medio de las habituales mentiras de la propaganda marroquí que nuestra prensa reproduce, me permito recordarle públicamen-te, por medio de esta ya tan manida "autopista de la información", algunos aspectos de este largo problema.
Espero que recuerde, por haberse repetido ya en mil contextos diferentes, las palabras pronunciadas por el responsable del PSOE entonces en la oposición, Felipe González, en esos mismos campamentos saharauis, allá por 1976:
"...Hemos querido estar aquí hoy, 14 de noviembre de 1976, para demostrar con nuestra presencia nuestra repulsa y nuestra reprobación por el Acuerdo de Madrid de 1975...
"El pueblo saharaui va a vencer en su lucha. Va a vencer, no sólo porque tiene la razón, sino porque tiene la voluntad de luchar por su libertad.
"Quiero que sepáis que la mayor parte del pueblo español, lo más noble, lo más bueno del pueblo español, es solidario con vuestra lucha. Para nosotros, no se trata ya del derecho de autodeterminación, sino de acompañaros en vuestra lucha hasta la victoria final.
(...)
"Como parte del pueblo español, sentimos vergüenza de que el Gobierno no haya sólo hecho una mala colonización, sino una peor descolonización, entregándoos en manos de gobiernos reaccionarios como los de Marruecos y Mauritania. Pero debéis saber que nuestro pueblo también lucha con ese Gobierno que dejó en manos al pueblo saharaui de los Gobiernos reaccionarios. A medida que nuestro pueblo se acerca a la libertad, será mayor y más eficaz el apoyo que podamos prestar a vuestra lucha.
(...)
"Sabemos que vuestra experiencia es haber recibido muchas promesas nunca cumplidas; yo quiero, por consiguiente, no prometeros algo, sino comprometerme ante la Historia: nuestro partido estará con vosotros hasta la victoria final".
Es habitual que los políticos mientan, pero no ocurre lo mismo entre los saharauis. Espero, señor Obiols, que su estancia en esos campamentos, cuyo nivel de vida es tan distinto del habitual en Bruselas y los demás ambientes en que se desenvuelve el trabajo de las autoridades de la Unión Europea, le haga profundizar en la verdad en que se desenvuelven los saharauis.
De acuerdo con esas promesas de González, le recuerdo que a los saharauis, una vez, España los llamó españoles, y el Sáhara Occidental fue considerado "provincia española, tanto como Cuenca o Guadalajara", antes de abandonarlos vergonzosamente, incumpliendo obligaciones internacionales. España y la Unión Europea a la que actualmente pertenece tienen, pues, un deber ineludible para con ese pueblo que estos días le prodiga su proverbial hospitalidad. Le ruego que reflexione profundamente sobre cómo cumplir con esos deberes y llevar a la práctica tales compromisos anteriores.
Tengo buenos amigos en el PSOE, a pesar de las diferencias que me separan de esa formación política. Nos ha unido la situación de los saharauis, para dar charlas en favor de la cual esas personas me han ido invitando a sus respectivas ciudades, con el pretexto de presentar mi libro La distancia de cuatro dedos. Cierto, como periodista estuve asomándome a esa guerra cuando aún estaba en activo, y pude comprobar en persona la realidad de las más increíbles verdades que el Polisario mantiene. Entre ellas, el cómo y el día a día de su lucha en el desierto. Sin olvidar, por supuesto, el espléndido papel desempeñado por las mujeres y los ancianos, hasta los niños, todo un pueblo, en la retaguardia. Fueron vivencias que me marcaron, y puedo afirmar que moriré con ellas puestas, a bordo de mi persona. Lo afirmo en mi libro: ese pueblo me enseñó más de lo que pude aprender en muchos años de trabajo universitario.
En uso de ese mismo trabajo, he profundizado en las razones que asisten al pueblo saharaui. Como digo cuando doy una de mis charlas, son el cien por cien de las razones: tienen toda la verdad, y sólo exigen que se apliquen los principios del Derecho Internacional que les asisten. Lo demás es mentira política, falsedad parlamentaria, que es a veces un superlativo de la falsedad cotidiana.
Por haber nacido en Granada y jugado de pequeño en los jardines y bosques de la Alhambra, "me tira" lo árabe: me fascina cuanto es musulmán. Por ello, empecé viajando por Marruecos allá por 1980, y conocí de cerca al pueblo marroquí, algunos de cuyos rasgos colectivos me gustaron. Pero ya entonces podían palparse por la calle los problemas sociales que aquejan aún a aquella colectividad.
Pese a todo, el pueblo llano marroquí me gustó, como digo. Sólo que viajé luego a esos campamentos saharauis que usted visita ahora, y esa sociedad me enamoró. Y no "locamente", sino de forma plenamente consciente, humana, completa: con toda mi persona implicada en ello. ¿Consecuencia? Que llevo desde ese momento (1987) dedicado a saber más sobre los saharauis, su historia y sus problemas actuales. Sobre Marruecos, por tanto, también. E incluso sobre Argelia, Mauritania y el Magreb.
Como catorce años de investigación dan bastante sobre lo que reflexionar, sé también mucho de lo que hay que saber respecto a qué es lo que ata las manos de los militantes del PSOE, de nuestros europarlamentarios españoles, las suyas propias, señor Obiols, respecto al asunto Sáhara. Por si así no fuera, voces responsables del Frente Polisario y de la RASD nos lo recordaron hace poco: es Francia quien está detrás de Marruecos, luchando contra los saharauis. Son diplomáticos y juristas franceses quienes asesoran a los marroquíes y sugieren sus decisiones públicas, internacionales. La lucha saharauis es la RASD contra Francia, en definitiva. Y como me manejo bien en lengua francesa, en el pasado le tomé cariño al país vecino nuestro por el norte, a pesar de los (muchos) pesares.
Por tanto, sé muy bien los profundos intereses que Francia mantiene aún en Marruecos: un 80 % de la economía marroquí es aún francesa, tras la "marroquización" al concederle el Gobierno de Edgar Faure la independencia en la interdependencia. Por lo tanto, no sólo se trata de un conflicto de descolonización, sino que la actitud pública de Francia hacia Marruecos es aún, pese a resultar completamente anacrónico, colonialismo puro y simple: lo que implica deformación, modificación ad usum delfinis, a la francesa, de la mayor parte de la naturaleza, la forma de ser personal y colectiva, de una nación: Marruecos. La prueba: el denodado empeño que muestran los marroquíes inmigrantes con los que hablo por estas calles granadinas, titulados superiores incluso, por ser de otra manera, por naturalizarse como andaluces, españoles, europeos. Parecen no haberse mirado al espejo, ni darse cuenta de que todo en ellos, desde el acento a la forma de mirar o de razonar, es marroquí: insisten a menudo en que son andaluces, españoles. Y esa contradicción abruma con demasiada frecuencia.
Señor Obiols, el momento es decisivo. Usted lo sabe bien, es preciso acabar de una vez este largo conflicto del Sáhara, que además está fuera de toda legalidad internacional, si es que alguna guerra no lo está. Y, por suerte o por desgracia, su partido, el PSOE, tiene mucho que decir en el camino de esa solución. Por copiar en lo bueno a los saharauis, estoy dispuesto incluso a olvidar (pese al gran trabajo que eso me cuesta, porque en Andalucía me hieren a diario, con una Junta Autonómica dominada por su partido, mal llamado "socialista") las muchas declaraciones y abundantes falsedades que sus compañeros de militancia han venido soltando. Quienes trabajamos por los saharauis (muchísimos; a usted le consta que el pueblo llano de España, políticos aparte, ha tomado partido por el pueblo del Sáhara, excolonia española. A lo mejor con eso no hacemos sino cumplir lo dicho por Felipe González y que antes le mencionaba: "lo más noble, lo más bueno del pueblo español, es solidario con vuestra lucha") estamos incluso dispuestos a olvidar las inversiones millonarias que el PSOE español, Junta de Andalucía en primer lugar, hace en Marruecos: 2.470 millones de pts. en total hasta el momento, según el Consejero andaluz de Agricultura, Paulino Plata (marzo de este año). Al recordarlo, le pregunto: ¿cuánto ha invertido el PSOE en ayudar a los saharauis, que sí cumplen el Derecho Internacional?
Le diré, Sr. Obiols, lo que digo siempre: tres cuartas partes de lo que hecho por el pueblo saharaui llevan la carita y el nombre de una chiquilla, Zueinana bouh Ahmad, que perdió a toda su familia por el impacto de una sola bomba incendiaria en Um Dreiga, febrero de 1976, y a la que hubo que amputarle un brazo como consecuencia de aquello. Al saberlo, sentí que eso había que arreglarlo, y ahí sigo. Usando para ello cuanto sé.
Hace poco, en una ciudad andaluza, un diputado provincial del PSOE intentó sujetar mis declaraciones en favor de la verdad en este conflicto: le respondí citando el poema de Pablo Neruda en el Madrid asediado, cuando la Guerra Civil española: "!Venid a ver la sangre por las calles(", Neruda lo repite por tres veces en varias ocasiones.
Señor Obiols: usted está ahí ahora, en esos campamentos. Le interpelo con lo mismo, un poco al estilo del Nobel de poesía: mírese bien esa realidad. Ahonde en esa realidad. Perciba, con cuanto su trabajo como europarlamentario le enseña, la realidad de esos campamentos. Reciba la hospitalidad que en ellos se le ofrece, como suelen. Y no pase por encima una gran verdad, que repito a los amigos cada vez que hay problemas de relación entre españoles y saharauis: ni usted, ni yo, ni ninguno de nosotros, duraríamos vivos más de un par de días en esa situación. Sé de varios legionarios, que legionariamente se quedaron de forma anónima junto a los saharauis cuando España los abandonó, incluso algunos guerrearon un tiempo con ellos. Conozco a varias enfermeras que lo intentaron, con corazón grandote de mujer y de madre: no lo resistieron, en España viven ahora. Ni usted ni yo aguantaríamos, sr. Obiols.
(Pero una vez España llamó "españoles" a los saharauis! El Tribunal Supremo reconoció recientemente a Mulud Badadi, al que conozco personalmente y con quien hablé a menudo en el pasado, que funcionario español fue trabajando para España en el pasado, por lo tanto es español aún. Por ello, sé cuanto hay que saber, pero el problema saharaui nos toca de cerca: es un problema de España, sr. Obiols. De todo el Estado español. Y de la misma forma que su partido lucha ahora por mantener la unidad del Estado, si trabaja usted por solucionar el asunto del Sáhara no hará otra cosa que cumplir con su deber.
Le digo más: no sé qué acuerdos adoptó (dudo que los firmara) antes de llegar al poder en 1982 su partido, el PSOE, con el PSF francés, implicando a España en un acuerdo con Francia (ignoro los detalles concretos). Pero los hubo. Como profesional del Derecho, usted sabe que existe la llamada jerarquía de valores; que hay valores que priman sobre otros. Por lo tanto, sea cual fuere el acuerdo al que llegaron en un pasado sus compañeros del PSOE con los del PSF, es nulo de pleno derecho. Afecta incluso a la soberanía nacional de España. Es impensable, inimaginable, en pura aplicación de la Constitución española. Tanto como lo fueron los Acuerdos Tripartitos por los que España entregó en 1975 la excolonia del Sáhara Occidental a Marruecos y Mauritania (lo dijo brillantemente el catedrático de Derecho Internacional de Oviedo, Julio González Campos, en "El País" quién lo diría del 18 de septiembre de 1977).
España, sencillamente, no puede, no está capacitada para hacerlo según la Constitución de que se dotó al llegar la democracia, actuar contra sus propios ciudadanos. Y el Tribunal Supremo ha reconocido que, antes del absurdo incluso jurídico, por no decir humano, cometido en 1975-76, los saharauis fueron españoles. Por lo tanto, cualquiera que sea el acuerdo contraído con Francia por el cual se apoya a Marruecos desmedidamente aunque muchos del PSOE sigan apoyando a los saharauis bajo cuerda, una actuación así es nula de pleno derecho. En castellano callejero, "en román paladino / con el cual suele el pueblo hablar a su vecino": no hay derecho a que España actúe así con quienes un día fueron llamados ciudadanos españoles, los saharauis.
Señor Obiols: sé bien que usted sabe todo esto, de la misma forma que sabe cómo presiona Marruecos a los ciudadanos marroquíes, incluso a quien para mí es el mejor de todos ellos, Abraham Serfaty, para que adopten una determinada actitud. (Si la larga resistencia de ese gran hombre le merece a usted respeto, yo lo vi primero: él mismo me llamó en público amigo suyo, y sigo sintiéndome orgulloso de que así fuera). Si a usted le merece respeto el pueblo de Marruecos, yo empecé antes ese camino, y tengo pruebas de ello: mi novela Nunca superó lo de Beirut (Ed. Alhulia, Granada 2000), que se desarrolla en Marruecos, recibió hace años dos premios literarios, uno de ellos del Club del Libro en Español de las Naciones Unidas de Ginebra. Si usted está dispuesto de alguna forma a favorecer a Marruecos, yo también, y los propios saharauis antes que usted y que yo: lo han dicho en repetidas ocasiones, incluso oficialmente el presidente Mohamed Abdelaziz: "Salir del Sáhara Occidental beneficiará a Marruecos". Están dispuestos, por extraño que nos parezca a todos, a permitir que permanezcan en sus tierras algunos, pero algunos solamente (por usar la frase del T.I.J. en su dictamen de 1975 negando la soberanía marroquí sobre el Sáhara) de los colonos que Marruecos ha metido en ellas, los no implicados en delitos de sangre. Todo está dicho ya en el plano jurídico. Sólo falta ayudarles.
Le añado yo lo que ellos no van decirle, prudentes como son: un Sáhara Occidental por fin independiente será para España un privilegio económico. En el Sáhara que fue colonia española, una vez administrado por sus habitantes legítimos de acuerdo con el Derecho Internacional, puede surgir un nuevo Kuwait, pero enormemente más justo. Actualmente Francia nos impone de hecho, por activa y por pasiva, el peso de sus colonias en el Magreb, Marruecos en primer lugar porque es la que más beneficios le da; Argelia luego, con el petróleo que la marca ELF-Aquitaine extrae de ese país; hasta Mauritania, cuyo hierro de Zuerat es de hecho saharaui. Nuestra pobre España sigue haciendo el estúpido papel de segundona, siguiendo a los galos de forma que ni a D. Quijote ni a Sancho, como tampoco a Molière ni a Astérix y Obélix, les gustaría.
Cuando pase por Madrid, dése un paseo por la plaza que aún se llama de Manuela Malasaña, señor Obiols. Y piense en lo que fue el "2 de mayo". Piense que el pueblo llano español, el que encarna Sancho Panza en el Quijote y muestra ser más inteligente que su amo, en ese momento le plantó cara al ejército más poderoso de entonces, el de Napoleón. Creó la palabra guerrilla, que hoy usan numerosas otras lenguas extranjeras, empezando por la francesa. Pero venció al final, contra todo pronóstico, obligando a un cambio político posterior, aunque fuera manifiestamente mejorable. El pueblo, frente a las autoridades. De forma no muy distinta, ese mismo pueblo llano de España, sanchopancescamente o no, ha optado por ayudar a otro pueblo, el saharaui, que le plantó cara no sólo al ejército marroquí, diez veces más numeroso y armado por Francia, Estados Unidos... y España, y lleva 25 años aguantando y venciéndole; sino también diplomáticamente a la mayoría de las potencias del mundo, reunidas en el Consejo de Seguridad de la ONU, Francia en primer lugar entre ellas. Y, ¿sabe?, van venciendo. La razón que asiste a los saharauis se está imponiendo.
Señor Obiols: si el PSOE quiere, sólo tiene que acogerse a lo acordado por sus bases: los niveles autonómicos del partido han firmado acuerdos apoyando la causa de los saharauis. El PSOE sólo tiene que declarar que acepta lo elegido por sus bases, en pura democracia interna. Será sólo aplicar eso que suele decirse en política: colocar la vela donde sopla el viento. Pura democracia.
Señor Obiols: si el PSOE quiere, puede hacerlo. ¿Que Francia decide luego no seguir apoyando las opciones de España en la Unión Europea? Pero ¿acaso nuestros políticos no proclaman la enorme personalidad propia que tiene nuestra nación ante la Europa democrática? ¿Reproduzco frases del sr. Aznar estos mismos días, o "le suenan" conocidas a usted? ¿Me elevo hasta las declaraciones en el pasado de Alfonso Guerra -no comment por mi parte, democráticamente? ¿O ya lo sabe también?
¿O acaso voy a enterarme más tarde de que ha ido en realidad a trasladar a los saharauis el recado de que Francia no va a ceder? Francamente, me repugnaría que así fuese. Porque, a poco que sepa sobre los saharauis, habrá tenido noticias del lema del V Congreso: kul aluatan aui shahada, toda la patria o la muerte por su fe. Les conozco: sé que llegarán hasta el final. Tienen puesta en ello toda su fe...
Señor Obiols: actúe en cumplimiento de su obligación, y del Derecho Internacional. Consiga que su partido adopte las razones saharauis. Ayúdenlos, respaldándolos. De lo contrario, habrá guerra en el Sáhara. Y ahora se lo digo de forma personal, poniendo en juego mi palabra como periodista: en esa guerra, los saharauis tienen las de ganar. Si así no fuera, yo no estaría vivo: lo cuento, presentándolo de forma legible, en mi libro La distancia de cuatro dedos.
Señor Obiols: gracias por aguantar la lectura de estas páginas hasta aquí. Y gracias, mil veces muchas gracias, por cuanto haga en el futuro para solucionar este conflicto. Los saharauis, usted lo sabe, son agradecidos: lo he comprobado, saben, en silencio y sin mover un músculo de la cara, mostrar un respeto de la más alta calidad que conozco. Los marroquíes se lo agradecerán también: podrán librarse del enorme apuro en que la locura de un rey suyo, el históricamente repugnante Hasán II, de acuerdo con el francés Valéry Giscard d'Estaing, les metió en 1975. Podrán levantar cabeza en el camino del desarrollo. Un desarrollo que sonreirá también a España, empezando por las Islas Canarias, pero que llegará hasta la Bolsa estatal.
Pero es que hay más, mucho más, señor Obiols: si España y el PSOE quieren, podrá usted hacer justicia. Y eso le hará dormir tanto más tranquilo y satisfecho cuanto más cumplidor de su deber sea. Le deseo, de corazón, que sea muchísimo.
Reciba un cordial saludo, pasado por Internet, de este granaíno enamorado del pueblo saharaui y de sus sólidas razones,
Fernando GUIJARRO ARCAS