Sahara Occidental .Cuando Basri juega al equívoco
por Fadel Ismail
traducción del francés, F. Guijarro
english version translated by WSO
El artículo del ex-ministro marroquí del Interior, Driss Basri, titulado «Sáhara Occidental: Crónica de una independencia anunciada», publicada por el semanario marroquí Demain Magazine en su n° 29, 8 al 14 septiembre 2001, bajo el título de La profecía de Basri reviste en mi opinión las características de la gran subversión. En efecto, dicho artículo, que se refiere al acuerdo-marco presentado por James Baker, pretende movilizar y acentuar el chauvinismo de los marroquíes y desmovilizar a los saharauis, a sus amigos y sus aliados en este preciso momento, marcado por la negociación. Driss Basri hace sonar el timbre de alarma para los primeros y dibuja ante los segundos, para dormirlos, el espejismo de una independencia que el proyecto de acuerdo-marco presentado por Baker está lejos de asegurar.
Los saharauis, así como sus amigos y aliados, no deben conceder el menor crédito a las afirmaciones de Basri, que constituyen de ello un verdadero equívoco destinado a despistarlos, por las siguientes razones:
1 - El acuerdo-marco no constituye un "recorrido equilibrado". Todo lo contrario, es un proyecto que se inclina claramente del lado de la opción de integración a Marruecos del Sáhara Occidental. Según dicho acuerdo-marco, el recorrido de la ONU se inscribiría claramente en una perspectiva de integración del Sáhara Occidental. De hecho, en el marco de autonomía previsto por el proyecto Baker, por amplia que fuese, los poderes de soberanía pertenecen al ocupante marroquí, que puede usar de ellos a placer -y sin duda va a hacerlo- para inundar de marroquíes el territorio durante el periodo transitorio y disminuir al extremo el número de saharauis -verdaderos habitantes del territorio-, que ya están en minoría hoy en su propio país como consecuencia de la política de población múltiple llevada a cabo por las autoridades marroquíes desde su ocupación del territorio en noviembre de 1975. Durante ese mismo periodo, la represión marroquí se abatirá sobre los saharauis, desde la intimidación al asesinato, pasando por los raptos, encarcelamientos y torturas, sabiendo que el orden público será mantenido por Marruecos. Por otra parte, es de todos conocido que las autoridades marroquíes y sus servicios son maestros en las distintas técnicas de la trampa y el fraude.
2 - ¿Quiénes son los votantes? No son las cerca de 90.000 personas identificadas por la ONU como tales, sino todos los marroquíes introducidos en el territorio durante el periodo de transición y a los que el acuerdo-marco considera como habilitados para participar en el referéndum.
3 - Desde el momento en que "el referéndum tendrá lugar", y en eso estamos de acuerdo con Basri, ¿por qué entonces "dotar al territorio de una autonomía previa", que no figura en el Plan de Arreglo de 1991?
4 - Por otra parte, el Consejo de Seguridad no ha adoptado el proyecto de acuerdo-marco de Baker por distintas razones como plataforma válida para las negociaciones entre las partes. En su resolución 1359 del 29 de junio del 2001, el Consejo de Seguridad ha subrayado que dicho proyecto no es más que una proposición entre otras. Lo que ha sido interpretado por algunos como un rechazo del proyecto por el Consejo.
Una trayectoria realmente equilibrada debe poner el Sáhara Occidental bajo administración internacional y neutralizar completamente las administraciones de las dos partes en conflicto (la saharaui y la marroquí), así como sus fuerzas, todas sus fuerzas. Este sí puede ser un acuerdo entre las reivindicaciones saharauis (la independencia) y las marroquíes (la integración) para una transición neutra.
El proyecto de acuerdo-marco, articulándose sobre el principio de autonomía, va de cabeza. Hay que invertir las cosas para que pueda constituir una base válida de negociación: es preciso que sea enunciado y concebido en torno al principio de la independencia. Lo cual es conforme con la historia (el Sáhara Occidental siempre ha sido un territorio y un pueblo independiente; en todo caso, en ningún momento de la historia antes de la llegada de España al territorio, ha ejercido Marruecos la menor soberanía sobre este país); es conforme con la legalidad internacional (respeto del derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación y a la independencia, ya que la cuestión del Sáhara es un simple asunto de descolonización), y conforme con la realidad (pues el Sáhara Occidental es hoy un país independiente, ya que la República Saharaui fue proclamada soberanamente por el pueblo saharaui en 1976, y goza de un considerable reconocimiento africano e internacional).
Por consiguiente, habida cuenta de todo lo anterior, el proyecto de acuerdo-marco de Baker, que no es sino una proposición marroquí -vale la pena subrayar que por esto no estaba presente Marruecos en las conversaciones de Pinedale, Wyoming, Estados Unidos- es un proyecto abortado. No sólo porque ha rechazado categórica y definitivamente a la parte principal en el conflicto, el Frente Polisario y el Gobierno saharaui, sino también y sobre todo porque está lejos de constituir un acuerdo, una plataforma válida, un recorrido equilibrado para permitir que puedan entablarse entre las partes negociaciones constructivas en busca de una solución política, mutuamente aceptable, del conflicto que les opone.
Por otra parte, es necesario volver al Plan de Arreglo y a la organización de un referéndum de autodeterminación según el proceso detenido por la ONU y aceptado por las dos partes. Los problemas existentes, sobre todo los 130.000 recursos, la repatriación de los refugiados, no pueden ser pretexto para pretender que dicho Plan de Arreglo sea inaplicable, tanto más cuando la parte saharaui ha remitido al Secretario General de la ONU, Kofi Annan, y a su enviado especial James Baker, proposiciones concretas -de hecho, nuevas concesiones- para solucionar los problemas, y que no significan nada cuando lo esencial ha sido ya hecho en el curso de los diez años transcurridos: mantenimiento del alto el fuego desde el 6 de septiembre de 1991, identificación por la ONU de cerca de 200.000 candidatos a participar en el referéndum, publicación de la lista de votantes (cerca de 90.000) y registro de 120.000 refugiados saharauis para su repatriación al territorio con el fin de participar en el referéndum. Si se añade a esto la total disponibilidad del Frente Polisario y del Gobierno saharaui para llegar hasta el final y realizar el referéndum, que choca hoy con el único obstáculo de la ausencia de voluntad política por parte del reino de Marruecos para solucionar honradamente el conflicto que lo opone con la República Saharaui.
Saharauis y amigos de los saharauis, no os dejéis engañar por Basri. ¡Sólo quiere engañaros! No hay nada en el proyecto Baker de acuerdo-marco que indique que la ONU se encamine hacia la independencia. Por el contrario, dicho proyecto, proposición de origen marroquí, persigue claramente el objetivo apenas disfrazado de una integración programada del Sáhara Occidental en Marruecos.