La resolución 1920 (2010) del Consejo de
Seguridad de la ONU,
que fue adoptada el 30 de abril último, pone en evidencia el
fracaso de la ONU en la resolución del conflicto del Sahara
Occidental, a pesar de todos los análisis, de todas las excusas
políticas y otras argumentaciones que hemos oído, o que
oiremos, que no son sino tentativas de suavizar el impacto de esta
resolución.