La resolución del Consejo
de Seguridad y la necesidad de que los saharauis hagan una auto
evaluación
por Malainine Lakhal
Traducción por Sr Ponce de León,
Université Rennes 2 (F) y APSO, desde la traducción al
francés de Nicole Gasnier
La resolución 1920 (2010) del Consejo de
Seguridad de la ONU,
que fue adoptada el 30 de abril último, pone en evidencia el
fracaso de la ONU en la resolución del conflicto del Sahara
Occidental, a pesar de todos los análisis, de todas las excusas
políticas y otras argumentaciones que hemos oído, o que
oiremos, que no son sino tentativas de suavizar el impacto de esta
resolución.
Y, naturalmente, las dos partes en conflicto, Marruecos como el Frente
Polisario, han acogido favorablemente la nueva resolución, tanto
para marcar puntos en la batalla mediática en la que
están comprometidos, como por razones morales. Sin embargo, la
resolución no ha aportado nada nuevo (en particular para la
parte saharaui), y ha constituido una pálida reproducción
de las resoluciones anteriores.
Pero antes de comentar esta resolución, vamos a intentar
desmontar los puntos principales que pone en evidencia, sin
espíritu de provocación ni voluntad de deformar sus
aspectos positivos – si los hay- o de destacar sus efectos negativos
sobre el problema sahraui como un caso de descolonización
inacabada desde 1963.
Dónde
reside el peligro
Es cierto que la resolución especifica que el Consejo de
Seguridad reafirma “su compromiso de ayudar a las partes a alcanzar una
solución política justa, duradera y mutuamente aceptable
que prevea la libre determinación del pueblo del Sáhara
Occidental en el marco de disposiciones conformes a los principios y
propósitos de la Carta de las Naciones Unidas, y observando la
función y las obligaciones que incumben a las partes a este
respecto,” ; pero, por otra parte, y para responder a la presión
de Francia, el texto intenta hacer desviar el conflicto de su registro
legal que es, hay que recordarlo, el de la descolonización,
siguiendo en este aspecto el esquema de las últimas resoluciones.
La resolución, de hecho, ha adoptado la misma vieja
fórmula que expresa la satisfacción del Consejo frente
“al compromiso de las partes de continuar el proceso de negociaciones
mediante conversaciones auspiciadas por las Naciones Unidas”, y al
mismo tiempo “recuerda que había hecho suya la
recomendación del informe de 14 de abril de 2008 (S/2008/251) de
que la visión realista y el espíritu de compromiso de las
partes eran esenciales para lograr progresos en las negociaciones”.
Así, tratándose del corazón político del
problema, las Naciones Unidas continúan representando el mismo
antiguo papel de la procrastinización, manteniendo el statu quo,
cuando no inclinándose del lado del apoyo a las partes francesa
y marroquí. Las cuales trabajan infatigablemente en legitimar la
ocupación ilegal del Sahara Occidental, intentando imponer la
ley del llamado “plan de autonomía”, y perpetuando el conflicto
por medio de ataques violentos contra la resistencia saharaui,
intentando hacerla pedazos, dispersarla, como ocurre con la resistencia
Palestina. Es en lo que trabajan los servicios secretos
marroquíes, tomando como diana los campos de refugiados
saharauis, y las comunidades saharuis en Mauritania, España y en
otras partes, con la intención de infiltrar el cuerpo nacional
para destruirlo desde dentro y para romper su unidad por todos los
medios posibles.
Los derechos
humanos… El golpe que no te mata te hace más fuerte
En lo que concierne los derechos humanos, la resolución a
optado
por un lenguaje muy vago, abierto a todas las interpretaciones, y esto
con el único objetivo de que el texto fuera adoptado: en efecto,
Francia se ha opuesto abiertamente a cualquier expresión que
haría a Marruecos responsable de las violaciones de los derechos
humanos en el Sáhara Occidental y a toda extensión de la
misión de las Naciones Unidas en el terreno, la MINURSO, que
incluyera la vigilancia y la protección de los derechos humanos.
Francia –“¡cuna de los derechos humanos y de las libertades!” ha
conseguido imponer su voluntad hasta en la elección del
término “dimensión humana” para reemplazar la
expresión de “derechos humanos” adoptada en todas partes en las
resoluciones internacionales.
Francia se ha aislado completamente en el interior del Consejo de
Seguridad, ya que es la única que ha defendido a Marruecos,
mientras que la mayoría de los miembros del Consejo han
expresado su descontento ante el rechazo de Paris de permitir la
incorporación de la protección de los derechos humanos al
mandato de la MINURSO. Ha quedado claro, de ahora en adelante, que el
pueblo saharaui debe no solamente hacer frente a la ocupación
expansionista marroquí, sino también al Estado
francés, que rechaza que la ONU aplique el derecho internacional
en un caso de descolonización internacionalmente reconocido.
Por otra parte, se puede decir que la última resolución
del Consejo de Seguridad constituye un duro golpe para el pueblo
saharaui, puesto que el Consejo no tiene en cuenta, en absoluto, la
lucha pacífica y los sacrificios de las diferentes componentes
del pueblo, desde la más pequeña demostración
estudiantil hasta las múltiple batallas llevadas a cabo por los
defensores saharuis de los derechos humanos en las zonas ocupadas del
Sáhara Occidental durante el año 2009 y los años
precedentes, sin olvidar las numerosas cartas enviadas por el
Presidente de la República Saharaui, Mohamed Abdelaziz, a todas
las organizaciones internacionales, ni los comunicados de prensa e
informes de las organizaciones internacionales de defensa de los
derechos humanos que aportan pruebas irrefutables de la responsabilidad
del régimen de Mohamed VI en la opresión y el terror que
se ejercen sistemáticamente contra los saharauis, con la
intención de inclinarles ante su autoridad.
Todos estos esfuerzos nacionales e internacionales, estas
campañas y estos comunicados no han conseguido obligar a la ONU
a asumir sus responsabilidades en el conflicto.
Por otra parte, estas presiones internacionales, el trabajo de los
defensores de los derechos humanos, los sacrificios del pueblo
saharaui, han llevado a varios países a tomar posiciones
valerosas; esto ha empujado al representante de Gran Bretaña en
el Consejo de Seguridad a hacer frente a Francia sobre la
cuestión de los derechos humanos durante los debates que
precedieron la adopción de la resolución 1920. Esto ha
empujado también a los otros miembros del Consejo de Seguridad –
especialmente Nigeria, Uganda, México, Austria y Brasil- a
criticar abiertamente la manera como se obtuvo la llamada “unanimidad”,
para obtener la adopción de la resolución. En efecto,
sólo los miembros permanentes del Consejo, más
España, - es decir el famoso club de “Amigos del Sáhara
Occidental” - participaron en la redacción final de la
resolución.
Pero debemos también considerar que esta resolución, a
pesar del perjuicio que ha creado en términos de derechos
humanos, a causa de la posición francesa, puede ayudar a reunir,
este año, un apoyo real y más importante a la causa
saharaui. Es preciso que para ello, los saharauis, sus aliados y los
que les apoyan consigan hacer una presión cada vez más
fuerte utilizando esta carta; podrán contar sin duda con el
apoyo de organizaciones internacionales, para las que esta
resolución constituye una verdadera bofetada y representa el
fracaso de sus relaciones con frecuencia “equilibradas” y de sus
presiones tan “moderadas”.
Sin embargo, la parte saharaui debe considerar la manera como trata y
dirige esta cuestión. Los saharauis deben comprender que han
fracasado en coordinar y explotar todos esos esfuerzos y esas presiones
internacionales, producidos por organizaciones tan importantes como
Amnesty International, Human Rights Watch, la Fundación Robert
F. Kennedy, Front Line y otras. Deben comprender también que se
han acostumbrado, en el peor de los casos, se comportan en
espectadores, o en el mejor, reaccionan a los acontecimientos en vez de
crearlos y encuadrarlos.
La respuesta
saharaui
Muchas personas, saharauis o no, sostienen que las respuestas de
la
dirección política del Frente Polisario al informe del
Secretario general de la ONU y a la resolución 1920 del Consejo
de Seguridad, han sido insuficientes.
A pesar del hecho de que han conseguido llamar la atención sobre
la actitud de Francia, para aislarla y designarla como el verdadero
problema en el conflicto y como la fuerza hostil al pueblo saharaui,
las escasas respuestas oficiales han sido muy moderadas. En varias
ocasiones, han intentado dar interpretaciones erróneas a los
diferentes términos de la resolución para hacer aparecer
falsas victorias...
Por esto, no podemos ciertamente estar de acuerdo con esta lectura de
la dirección política, aunque estemos firmemente opuestos
a cualquier forma de pesimismo y que comprendamos muy bien hasta
qué punto la lucha es difícil.
Es cierto que no tenemos las informaciones de primera mano de las que,
sin duda, disponen nuestros dirigentes pero, como observadores
comprometidos, pensamos que la mayoría del pueblo Saharaui ha
comprendido, desde hace tiempo, que la ONU y su percepción del
conflicto en el marco del Capítulo VI de su Carta (permitiendo
que se intente violar esta Carta en nombre “del realismo y del
espíritu de compromiso”) no puede conducir nada más que a
la autonomía, cualquiera que sea la fórmula final de esta
“solución”, que Francia impulsa con toda su influencia, los
Estados Unidos no se oponen a ella realmente, y España espera
escapar así del chantaje al que le somete Marruecos.
Con la enérgica carta que el Presidente de la República
envió el último 14 de abril a Ban Ki-Moon, los saharauis
pensaron que su dirección, finalmente, les había
oído y había expresado un poco su cólera y su
necesidad de protestar. A esta carta le siguió un día
después la declaración del ministro de Asuntos Exteriores
anunciando la decisión de reconsiderar la relación del
Frente Polisario con la MINURSO – si ésta continuaba a no
cumplir el mandato para el cual había sido constituida.
Quizás pasos concretos se habían hecho también
sobre el terreno, para mostrar la determinación saharaui de
poner en marcha esta decisión. Pero fuimos sorprendidos
después, oyendo comunicados que dejaban entrever una
retractación con respecto a la amenaza enunciada justo poco
antes.
Aquí, debemos insistir sobre el hecho de que, si la
dirección política saharaui está verdaderamente
preparada para renunciar, sin razones suficientes, a las acciones que,
como ha anunciado, tiene la intención de desarrollar, esto
costará muy caro a la credibilidad que tanto necesitamos.
Seguridad
“Si es
imposible evitar la muerte.. entonces es vergonzoso morir como un
cobarde”
La impresión que damos a los demás repitiendo
“amenazas”
sin que sean seguidas de efectos, desacredita verdaderamente la imagen
de los saharauis; se debe interrumpir esta actitud inútil y
perjudicial.
¿Porqué no adoptar, antes bien, verdaderas medidas,
metódicas, que nos ayuden a reconstruir nuestra credibilidad y
permitir enviar, a todas partes, señales efectivas que reflejen
la amargura y la cólera que invaden el corazón de los
saharauis?
Hay medidas que se pueden tomar, comenzando por interrumpir cualquier
colaboración “positiva” y “buena” con la MINURSO como
representante de la ONU, pues el papel de “good boy” “responsable” que
hemos interpretado durante décadas no ha conseguido nada a
cambio. Y no hay que ver ahí una acusación contra la
MINURSO como tal, contra las personas que la conforman. Pero, como
misión de la ONU, no merece ningún respeto de los
saharauis, no solamente porque ha faltado, sin vergüenza, a su
deber de organizar el referéndum, sino también porque ha
fracasado en la vigilancia de los derechos humanos en el Sáhara.
Peor aún, en varias ocasiones, antiguos miembros de la MINURSO
se han convertido en agentes del Ministerio de Interior
marroquí, participando con celo, en las diversas oficinas de
lobbying que funcionan en Rabat.
Por otra parte, los saharauis no deben seguir amenazando con tomar las
armas de nuevo, al menos que estén verdaderamente preparados
para hacerlo. Creo firmemente que no tienen necesidad de lanzarse de
nuevo a la lucha armada para liberar el Sáhara Occidental, si
reúnen una condición: que hagan una verdadera
reevaluación, sincera y sin concesiones, de su movimiento. Con
el objetivo de reformar y remediar los múltiples defectos, no
solamente en la administración de su asuntos, sino
también en su visión del futuro que es cada vez menos
claro e incluso, hasta un cierto punto, falto de unidad. Volver a tomar
las armas no sirve para nada si los Saharauis no son capaces de
explotar los resultados que están a su favor. Pero al final, si
no queda otra vía que la de volver a la lucha armada
legítima para obtener su liberación, entonces
¿porqué no?
La necesidad de
un examen interior
Ya es hora de que los saharauis se planteen las buenas preguntas
para
evaluar las opciones que han hecho a los largo de estas dos
últimas décadas, con su éxitos y su fracasos.
¿Qué es lo que ha realizado y qué es lo que no ha
podido conseguir?
¿Cómo han conseguido unir las generaciones en un mismo
plano de comprensión del conflicto y de preparación a la
lucha? ¿Lo han conseguido verdaderamente? ¿Han sabido
sacar el mejor provecho de sus recursos humanos? Y si no
¿cuáles han sido los obstáculos que se lo han
impedido?
Más allá de estas consideraciones ¿qué
quieren verdaderamente los saharauis? ¿Porqué no utilizar
nuevos métodos para realizar lo que no han conseguido con los
antiguos? ¿Cuáles son los verdaderos desafíos que
los invasores marroquíes plantean sobre el terreno?
¿Qué es lo que han emprendido los saharauis para hacerles
frente?
Estas cuestiones que pueden ayudarnos mucho a aclarar nuestras
opciones, son fáciles de encontrar.
Dudar de planteárnoslas y pensar que jugar el juego de la espera
obrará a nuestro favor contra los marroquíes, es un
error, pues el tiempo juega contra todo el mundo. El tiempo
impedirá la resolución de las aspiraciones de los
saharauis si no se consagran a defenderlas con fuerza.
Paralelamente, dudar de aportar remedio a los defectos del cuerpo
político saharaui tendrá ciertamente efectos negativos
sobre su unidad y su fuerza - dos cualidades que son más que
nunca necesarias.
Finalmente, los saharauis deben estar convencidos de que la
solución del conflicto del Sáhara Occidental, no
será dada ni por la ONU, ni por los Estados Unidos, ni por
Francia. Somos nosotros mismos los que poseemos los instrumentos para
obtener la victoria.
Pero ¿cómo los militantes saharauis y los amigos de los
saharauis pueden hacer que esta victoria esté próxima con
el mínimo de sacrificios? Esta es otra pregunta a la que
habrá que responder... y rápido.