OPINION

 

POR UN SAHARA LIBRE

Salka Embarek

Hoy, 27 de febrero de 2006, cuando se cumplen treinta años desde la creación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), cumplimos también treinta años de promesas incumplidas, de doloroso exilio, de traiciones, silencio, de lucha constante.

Nuestro pueblo tiene los pulmones llenos de arena, pero sigue respirando, los ojos irritados, pero mirando al horizonte, las manos cuarteadas, pero levantando techos...

Nadie podrá negar el deseo del pueblo saharaui a ser libre, porque cuando nuestros hermanos se suben a las azoteas y alzan la bandera, a sabiendas que serán torturados, están alzando con ella el valor y sin saberlo se están convirtiendo en héroes, están multiplicando el coraje y de uno se convierten en tres, porque cuando un saharaui se descubre el pecho y se lo hunden las balas de goma, otro pecho más fuerte se forma sobre él. La inquebrantable moral blanquea los ojos tras una bomba lacrimógena, el cuerpo castigado cientos de veces resurge dolorido con más fuerza.

A los saharauis no se nos acabará jamás la verdad que corre en nuestras venas porque es una energía que fluye y se renueva con cada mentira, con cada golpe. Muchos son los muertos y los desaparecidos que dejaron con su lucha, el camino marcado. Los márgenes de ese camino están trazados a conciencia y son firmes, no hay encrucijadas, no llevan a lo incierto. Cuando un saharaui nace ya es consciente de su historia y lleva el valor multiplicado en sus venas, por eso no sorprende que Lehsen Albudnani, con tan sólo cinco años siga mostrando el símbolo de la victoria con una sonrisa en sus labios después de haber sido apaleado en la calle por la policía marroquí.

Son muchas las Aminetou y los Ali Salem, muchos los Lehsen Albudnani, muchos los simbolos de victoria que surgen como flores de las manos de mis hermanos. Las lágrimas están, brotan de todos los ojos porque el dolor es intenso y se derrama, liberando la rabia que nos hace volver a salir a nuestras calles a manifestarnos con la paz en el corazón  y la razon en la frente.

Hoy volvieron a salir. Pedazos de melfas, arrancadas a tirones, se mecían en el aire cubriéndolo de colores, algunos chicos han llegado a sus casas después de la escuela y allí estarán ahora aliviando sus heridas, otros no han llegado... sus madres preparan paños para curar sus lesiones con las cálidas lágrimas de su desesperación. "La escuela se convirtió en un horror", dicen, la policía entró sin dificultad, porque las puertas ya les habían sido abiertas, apartaron los pupitres, tiraron las sillas y fueron a por ellos. Los golpes sonaron secos en sus piernas y un fino cordón de sangre se deslizó de sus cabezas. Ese es el precio que hay que pagar por ser saharaui en mi tierra invadida por caníbales y monstruos.

A todos mis héroes, a los que alzan nuestra bandera, a los que sonrien con la victoria en la mano, a los que ahora duermen en las mazmorras, a los que no despertarán de entre las fosas comunes, a los que aún estamos buscando, a las que volvieron del infierno y se vuelven a enfrentar a él, al sabio constructor de palabras, arma cargada de futuro, al buen orador del desierto, a las que recogen el lodo y hacen de él casas para vivir, a todas mis hermanas y hermanos saharauis de uno y otro lado del muro:

POR UN SÁHARA LIBRE.

27.02.06


>> [ARSO HOME] - [OPINIONS]