La independencia del Sáhara Occidental constituye un elemento
esencial para frenar la ofensiva migratoria que está amenazando
gravemente al Archipiélago Canario.
La relativa
cooperación marroquí para disminuir (en ningún
caso, eliminar definitivamente) la emigración ilegal a
través de las fronteras hispano-marroquíes en Ceuta y
Melilla y a través del Mediterráneo, no ha sido una
cooperación plena con España. La prueba, definitiva, es
que por las fronteras hispano-marroquíes siguen entrando
súbditos marroquíes y en que Marruecos sigue
negándose a aplicar el Acuerdo de readmisión de
emigrantes ilegales de terceros Estados, ratificado en 1992. Esa
relativa cooperación, en realidad, ha sido un desplazamiento de
la presión migratoria desde el Mediterráneo hasta el
Atlántico. Esa presión se puso de manifiesto, primero,
con el envío de “pateras” desde el Sáhara Occidental
ocupado por Marruecos. En un segundo momento, se intentó
desplazar el punto de partida de las embarcaciones a Mauritania, pero
ante la existencia de una colaboración rápida por las
autoridades mauritanas, en un tercer momento se ha trasladado la base a
Senegal. No casualmente Senegal es uno de los más firmes aliados
de Marruecos en el continente africano. A día de hoy, la
“cooperación” marroquí contra la emigración ilegal
no consta que se haya traducido en ninguna gestión ante Senegal.
El hecho es que
la emigración ilegal que parte de Senegal, no sólo debe
atravesar las aguas de Mauritania (país que dispone de una
Armada de mínima entidad), sino también las aguas del
Sáhara Occidental. Y aquí encontramos una de las claves
de la “crisis de los cayucos”. La Armada marroquí, tan diligente
en el apresamiento de buques pesqueros españoles, no consta que
haya detenido un sólo cayuco cargado de emigrantes ilegales
¡¡¡hasta el sábado 9 de septiembre!!!
La
situación es verdaderamente humillante. Por un lado, Marruecos
considera que las aguas del Sáhara Occidental son suyas y, por
ello, no ha cejado de trabajar para firmar un acuerdo pesquero (ilegal)
con la Unión Europea que le reconozca derechos sobre esas aguas.
Sin embargo, por otro lado, Marruecos no se considera concernido en
absoluto a la hora de localizar y detener los cayucos que, rumbo a
Canarias, cruzan por esas mismas aguas del Sáhara Occidental
ricas en pesca que se hallan bajo su control. El asunto tiene
aún mayor gravedad porque fue el gobierno del presidente
Rodríguez el que presionó en todos los niveles de la
Unión Europea para que se firmara este acuerdo de pesca con
Marruecos englobando las aguas del Sáhara Occidental, mientras
ahora no ha hecho la más mínima gestión para
exigir la colaboración marroquí para detener a los
cayucos que transitan por esas aguas.
Y ahora
¿qué dicen los Sres. Adán Martín, Mauricio,
Saavedra y Soria? Tantas visitas a Marruecos, ¿para qué
sirven cuando Canarias se enfrenta a una de las mayores crisis de su
historia? La “crisis de los cayucos” demuestra, por enésima vez,
que a Canarias le interesa, y le interesa vitalmente, un Estado
independiente en el Sáhara Occidental.
Un Sáhara
Occidental independiente, sin duda, mantendría una actitud de
mayor colaboración con España y, especialmente, con
Canarias. La relación de amistad entre Canarias y el
Sáhara Occidental se remonta a muchos siglos. Y, además,
es notorio que si el Sáhara Occidental fuera independiente
sería un territorio próspero, él mismo
también objetivo de la emigración ilegal. Un
Sáhara independiente no tendría ningún
interés en no colaborar con España en la lucha contra la
emigración ilegal, a diferencia de lo que ocurre con Marruecos.
Puede decirse, con toda rotundidad, que la “crisis de los cayucos” que
sufre Canarias en el año 2006 tiene su causa, directa, en que el
Sáhara Occidental no sea un Estado independiente.
13.09.06
(*) El Grupo Interuniversitario de Opinión lo conforman:
Manuel de Paz Sánchez (ULL)
Carlos Ruiz Miguel (USC)
Sergio Ramírez Galindo (ULPGC)
Ricardo Aguasca Colomo (ULPGC)