SOLDADOS DE PAPEL Y TINTA
Olmy Mesa (Salka Embarek)
Eisenhower, ordenó a los soldados americanos que mostraran a los ciudadanos alemanes los horrores de los campos de concentración nazi y del holocausto, porque sabía, que en el futuro, podría negarse la existencia de estos campos. (Al finalizar la segunda Guerra Mundial)
Después de la publicación de las fotografías de la cárcel Negra del Aaiún, las autoridades marroquíes se han apresurado a desalojar las celdas de presos, trasladados a otras cárceles del interior y, a desinfectar y desratizar cada una de ellas. Su intención es desmentir esas imágenes y demostrar a la prensa española y a todos los medios de comunicación internacionales, que nada de lo visto y oído es cierto, que todo ha sido un montaje. Tendrán que esforzarse mucho en esa labor, tendrán que darse prisa en desnaturalizar la verdad, necesitarán un buen equipo de obreros trabajando día y noche y a toda la gendarmería trasladando a los presos de una cárcel a otra. No bastará con pintar las paredes, será necesario dar la sensación de que la pintura no es reciente. No vaya a suceder, lo que hace unos meses, cuando funcionarios marroquíes fueron obligados a vestir "darrás" y "melfas", haciéndose pasar por saharauis, en el aeropuerto del Aaiún, para hacer creer a las delegaciones españolas, a las que se les ha prohibido siempre visitar la zona, que no existía ninguna violación de los derechos humanos y que ellos, falsos saharauis, reivindicaban la marroquinidad del Sáhara.
Marruecos, se ahoga en su dantesca farsa y pretende cubrirse las espaldas manipulando la realidad. Según ellos, las fotografías de la cárcel Negra son un montaje. Debe ser que los presos que aparecen amontonados unos sobre otros como restos humanos, debían estar 'compinchados' para posar de esa forma. Es posible que lograran salir de sus celdas, a altas horas de la noche, para reunirse en una preparada para el efecto. Resulta sorprendente el buen trabajo de equipo mostrado por estos cientos de presos, propio de una agrupación teatral con muchas horas de ensayo. Pero más nos sorprende, que pocos días después, Marruecos reconozca públicamente que sus cárceles están masificadas y, entre ellas, la Cárcel Negra del Aaiún.
Estudios estadísticos realizados por instituciones humanitarias internacionales, confirman desde hace años, cifras desorbitadas de hacinamiento de personas en las cárceles marroquíes, consideradas de las peores del mundo. Es por eso, que las fotografías han revelado una vez más, las extremas condiciones en las que se encuentran los presos y, el sufrimiento de nuestros compañeros que, para más INRI, no han cometido ningún delito, ni han sido legalmente juzgados. Cumplen condena, por exigir el cese de la violencia contra su pueblo y reivindicar su justo derecho a la independencia, ¿puede existir causa más noble que la de luchar por la libertad y por el respeto a los derechos del hombre?. El gobierno marroquí, nuevamente nos demuestra que esos valores no forman parte de su ideario político ni social, al contrario, actúa salvajemente contra una población desprotegida, persiguiéndola, torturándola y humillándola.
A los que llevamos años denunciando la violencia de la que es víctima el pueblo saharaui en los territorios ocupados, la permanente vulneración de sus derechos como seres humanos y las monstruosas torturas que llevan padeciendo, el abandono de cientos de inmigrantes en el desierto y el desamparo al que han sido expuestos por parte del gobierno marroquí, no nos resulta extraño. Esa es la forma habitual de actuar de este gobierno que no valora en lo más mínimo la vida humana. ¿hacía falta que organizaciones humanitarias nos escandalizaran, denunciando la violación de los derechos humanos de los inmigrantes que, son maltratados y abandonados a su suerte en el desierto después de que España los devolviera a la frontera marroquí? ¿Cuántas veces será necesario repetir que así funciona el gobierno de Marruecos? ¿No es un buen ejemplo el sufrimiento del pueblo saharaui que lleva treinta años padeciendo los horrores del terror y la persecución por parte de este gobierno? ¿Cómo se pueden mantener relaciones amistosas con un país que permite a estas personas cruzar la frontera española a sabiendas del peligro que supone para sus vidas y el problema que crea al país vecino? Y esto es una pregunta, no es retórica. Si con ello pretende desviar la atención sobre el conflicto en el Sáhara se equivoca de táctica, porque, no deja de mostrarnos su cara más oscura, aunque tal vez no tiene otra.
El gobierno marroquí no sólo ignora a los saharauis presos de su injusticia, sino que además, utiliza una política de desprestigio y manipulación de la verdad, que por suerte, nadie cree ya. Ha desmentido la huelga de hambre de los presos políticos saharauis con frases como: "quién puede estar más de cincuenta días sin comer", para luego declarar públicamente en la rueda de prensa de la Cumbre de Alto Nivel hispano-marroquí, que los presos han abandonado ese mismo día la huelga, el 29 de septiembre y, que han estado atendidos por el personal médico en todo momento. ¿Pero no decían que los presos no han querido ser visitados por los médicos para que no se descubriera que en realidad no hacían huelga de hambre?. ¡ Cuánta contradicción! Qué se puede esperar de sus declaraciones cuando se basan en la mentira. Los huelguista no han recibido asistencia médica hasta que sus vidas se han visto pendientes de un frágil hilo que podía haberse roto en cualquier instante. Es en ese momento en el que han aparecido los médicos y las prisas por mantenerlos con vida. Pero los saharauis se han resistido ha ser pinchados y tratados por unos sanitarios que sólo desean verlos desaparecer sutilmente bajo sus tratamientos, claro está, que no en sus cárceles, la imagen de Marruecos ya está bastante deteriorada.
Los pocos españoles que aún podían pensar que en Marruecos se estaba produciendo un cambio, deben sentirse decepcionados, porque, una vez más, ha demostrado ser un mal vecino, con un gobierno autocrático y arrogante además de peligroso, que no respeta las fronteras, ni a los pueblos que tras ellas habitan, vulnerando salvajemente los derechos humanos de los ciudadanos a los que mantiene bajo su dominio y a los que cruzan sus tierras, de camino a Europa.
Hemos oído hablar a muchos teóricos de la política, del derecho de los pueblos a su autodeterminación, hemos visto a otros juzgar y criticar a presidentes de nación por actuar de forma egoísta en pro de sus intereses económicos, mientras invaden países y organizan guerras interminables. Estos discursos han sido pronunciados decenas de veces por presidentes como el español, el sr. Rodríguez Zapatero que, en su ambiguo soliloquio, permite y acepta en su casa, a un asesino invasor cuya premisa es extender su reino como una mancha de aceite, exterminando a todo aquel que se cruce en su camino y no acepte sus planes de dominio y, todo esto, a tan sólo una semana de haber concluido la citada Cumbre.
En el otro extremo, en el lado de la verdad, están los saharauis y sus presos políticos, las maquiavélicas torturas y las violaciones físicas y morales, la extrema delgadez de su huelga de hambre, las constantes e ignoradas reivindicaciones, las manifestaciones pacíficas, la humillación, las fotos inhumanas del horror carcelario impuesto por el gobierno marroquí y su sistema judicial... de ese mismo lado también está la honradez de un pueblo en busca de su libertad, la nobleza de su lucha y la paciencia, esa gran virtud de los saharauis, la paciencia. Pero si algo caracteriza a los saharauis es nuestra unidad y seguridad. Somos un pueblo convencido de tener la razón. Llevamos treinta años seguros de nuestros principios y cada día son más los ciudadanos del mundo que nos apoyan. Ahora falta que Naciones Unidas obligue a quien tenga que obligar, a cumplir con las resoluciones dictadas por ella misma. Mientras tanto, los soldados de papel y tinta seguiremos utilizando nuestra mejor arma: LA PALABRA, en honor a nuestros compañeros y amigos presos y víctimas de la represión en los territorios ocupados y en nombre de nuestro derecho a la libertad.
Por un Sáhara Libre.
Olmy Mesa. (Salka Embarek)