Desde que se anunciaron las negociaciones no mostré el mas
mínimo interés por éstas, dado que inicialmente no
esperaba nada, por lo que, en principio, todo lo que tenga que ver con
las negociaciones me trae sin cuidado. De hecho, soy todo pesimismo. No
obstante, desde mi modestia como ciudadano saharaui, quiero dejar mi
primera y última opinión sobre este asunto que trae de
cabeza a los compatriotas opinantes en este foro, respetables todos
ellos, a pesar de mi desacuerdo con algunas de sus opiniones.
Nadie puede negar que negociando y hablando es como se deben (subrayo „deben‰) solucionar las cosas. También pueden („pueden‰ es también subrayable), solucionarse de otras muchas manera que casi siempre son mucho más eficaces. Siempre y cuando hablamos de negociaciones, debemos partir de la base que, para ello, es necesario hacerlo con gente seria, alguien que hay demostrado una capacidad de solvencia, que haya tenido un precedente en este ámbito, y que haya cumplido lo que acordó negociando. Marruecos, por tanto, no encaja en ese perfil y por consiguiente se excluye a sí mismo de cualquier proceso negociador. ¿Con quién debemos negociar?, y ¿con quién no debemos negociar?. La primera pregunta es difícilmente contestable, la segunda, sin embargo, sí: con Marruecos no, con mercenarios, tampoco. Marruecos es un invasor que ocupa ilegalmente un territorio ajeno, ¿de verdad hace falta recordarlo? ¿Está Marruecos, de veras, dispuesto a negociar?. „Lo único que Marruecos está negociando es el proyecto de autonomía‰ decía hace poco el primer ministro Jettu en el parlamente, y días después lo ratificaba su viceministro de exteriores, Fassi-Fahri. ¿Acaso no están siendo suficientemente claros los marroquíes?, entonces, ¿por qué seguir negociando a negociar? ¿Qué fue de las idas y vueltas entre Lisboa y Londres que derivaron en los acuerdos de Houston?.
El POLISARIO, en boca del embajador en Argelia, se anticipó a la última resolución y declaró su disposición a negociar sin condiciones previas, ¿acaso Marruecos no había condicionado previamente las negociaciones a su proyecto?, ¿no fueron muy condescendientes nuestros dirigentes accediendo a negociar con quien no negocia?, ¿hasta cuándo seguiremos renunciando?, ¿no ha llegado el momento, ya, de renunciar a renunciar?. Hizboláh consiguió la retirada de Israel en el verano de 2000 gracias a su resistencia, y negociando logró cambiar dos cadáveres de soldados israelíes por todos sus prisioneros que tenía el estado hebreo. Nosotros le hemos entregado a Marruecos todos sus prisioneros liberándolos ante los ojos del mundo en un acto „de buena fe‰, a cambio Marruecos ha matado a Hamdi Lembarki, primero, y a Alí uld Hamma uld Nafaa, después. ¿Somos, quizás, masoquistas?.
En el Consejo de
Seguridad están los cinco gobernantes del mundo. Francia es uno
de ellos, Marruecos, por tanto, puede dormir tranquilo haciendo lo que
le venga en gana. A escasos kilómetros del territorio
español los saharauis son reprimidos diariamente por las fuerzas
de ocupación marroquíes, desde allí nos llegan a
diario los informes de los activistas denunciando lo sucedido.
España es un estado sordomudo, y sus medios de
comunicación, ciegos. Cuando en Venezuela o en Cuba un viandante
tropieza y se lastima el tobillo, la culpa es de Chávez o de
Castro respectivamente, y, por consiguiente, de ambos estados. En el
Sáhara una estudiante de un porrazo la dejaron sin ojo, el
culpable es de un policía, el estado marroquí es
inocente. Esos medio, españoles y del Grupo Prisa sobre todo
(cuyo patriarca se está asando en el más cálido de
los infiernos), sostienen que la iniciativa la lleva Marruecos, es
decir, Marruecos nos sacó a la pista de baile, y nos
desvió de la pista inicial, la del derecho internacional.
Mientras en las zonas ocupadas la represión, lejos de cesar,
aumenta cada día, nosotros, entre tanto, negociamos.
¿Somos miopes? ¿Es acaso un clima apropiado para negociar
el de la represión de las masas? ¿O quizá se trata
de buscar las emociones fuertes? ¿O tal vez se trata de subir la
adrenalina para la diversión de los pocos?, no creo que esta
realidad sea la más apropiada para negociar.
Marruecos pierde
tiempo para ganar el tiempo. Nosotros en cambio, sin ganar nada,
perdemos el tiempo, pero, no obstante, negociamos, y yo me pregunto:
¿PARA QUÉ?.
Mustapha M-Lamin
Ahmed
26.07.07