No hace mucho, el secretario de estado en defensa norteamericano, Donald Ramsfeld, realizó una breve gira por los países del Maghreb cuyo objetivo es reforzar y coordinar la lucha contra el terrorismo, la mencionada gira empezó por Túnez, luego Argelia, y por último Marruecos, en este último país tuvo una calurosa acogida en uno de los acogedores y espaciosos palacios del rey alauita, algo habitual en la clase noble, me refiero esa hospitalidad con la que trataron al Sec. De estado en defensa norteamericano, ya que alguien de tal rango no merece ser tratado con indiferencia o como un simple ministro de defensa, sino hay que recibirlo por todo lo alto. Ignoro el coste de todo aquello, pero ha de ser muy elevado, a costa, claro está, de los ciudadanos.
En la reunión celebrada entre el rey alauita y Ramsfeld, se trataron asuntos de gran importancia, como es la lucha contra el terrorismo y la guerra de Irak. Seguramente más de uno se preguntará ¿y a nosotros qué nos importa? Yo también me lo pregunto, pero hubo un hecho que alteró el desarrollo de la reunión e hizo que la estancia de Ramsfeld concluyera antes de lo previsto, ese hecho fue que Marruecos solicitó la inclusión del F.Polisario como organización terrorista en la lista elaborada por EE.UU referente a organizaciones terroristas, la petición del reino alauita fue rechazada por Ramsfeld al ser careciente de fundamento y pruebas que evidencian la vinculación del POLISARIO en actividades de carácter terrorista, ahí se aclararon algunas cuestiones, como esa extraña hospitalidad y la sorprendente magnanimidad del rey al recibir el ministro de defensa norteamericano en uno de sus palacios, porque digo yo, que un huésped de estas características no debe de haber ningún motivo que hace precipitar su marcha. Esa era la única esperanza de la que dispone Marruecos, para vincular el Polisario con el terrorismo sin que fracasara en el intento, y esta vez como siempre, ha vuelto a fracasar.
Esta intentona no es ninguna novedad en el conflicto, a lo largo de los pasado treinta años, el régimen marroquí siempre optó por la misma estrategia, con ligera diferencia en un u otro período, por ejemplo en los años setenta cuando la guerra empezó a desestabilizar a marruecos económicamente, el entonces monarca Hassan II nos presentó ante el mundo musulman como laicos liberales sin creencias en el islam, mientras que ante occidente nos presentó como marxistas comunistas rojos aliados del imperio soviético, posteriormente fuimos presentados ante el mismo occidente como islamistas jumainistas radicales, al reconocer Irán la RASD, sin olvidar que ante los estados árabes laicos fuimos presentados como separatistas. Y ahora pasada media década del tercer milenio nos presentan como terroristas.
Laicos liberales, marxistas comunistas rojos, islamistas jumainistas, separatistas y un largo etcétera de acusaciones sin fundamentos, con las que Marruecos ha conseguido la poca credibilidad que posee a escala internacional. Pero hoy se atreve a vincularnos al terrorismo a sabiendas que occidente está obsesionado por acabar con este nuevo fenómeno.
Marruecos debe pensarlo dos veces antes de señalar con el dedo y acusar a un movimiento de liberación nacional de terrorismo, porque entre otras cosas, el que practica el terrorismo es sin duda el majzenismo marroquí que desde 1976 lleva intentando acabar con la identidad saharaui, empezando por los genocidios del NAPALM y FÓSFOR BLANCO y acabando en los últimos acontecimientos cargados de represión majzenita en los territorios ocupados saharauis. Como dice el refrán saharaui: "EJBATNI U EBKA, ESBEGNI U ECHKA", traducido al castellano quiere decir: me pegó y lloró, me adelantó y se quejó, y este comportamiento me recuerda mi infancia, cuando al pegar a mis hermanos mayores y ver como reaccionan y vuelven violentamente para vengarse de mí, yo corría velozmente llorando fervorosamente e intentando alcanzar los brazos protectores de mi madre para quejarme de la hostilidad de mis hermanos, por eso cuando leí la noticia mi reacción no fue de sorpresa ni de extrañeza, sino que concluyendo la lectura del artículo, pensé: QUÉ RISA.
24.02.06