DE LAS AGUAS DE TERRANOVA A LAS DEL SAHARA
Mohamed Lamin M.
España es una potencia mundial en materia pesquera y tan buenos hábitos alimentarios no podían sino redundar en la longevidad de sus habitantes, donde también está en los primeros del ranking.
Hace algunos años, en 1995, cuando Canadá capturó al "Estai", buque fletanero con base en el puerto de Vigo, y prohibió la pesca del fletan en aguas de Terranova, casi se revive la batalla de Trafalgar, con los canadienses como contrincantes y los ingleses, tan prestos a sus ex colonias, apoyando a los canadienses en contra de su socio comunitario. España puso el grito en el cielo alegando que el Derecho Internacional le asistía. Y en Galicia saben mucho de esto. La movilización de la sociedad viguesa, en particular, hizo que las concentraciones del conflicto del Fletán figuraran entre las más numerosas de la historia de la ciudad. La sociedad española no estaba dispuesta a perder algo que en Derecho le pertenecía: el derecho a seguir pescando el fletán negro. Consciente, la Administración entonces gobernada por el PSOE, de que el imaginario colectivo no permitía tal atropello, puso todos los medios posibles. Se trataba, entonces, de una pesquería prácticamente desconocida, apenas 38 barcos, nadie sabía que en lugar de lenguado muchas veces se consumía fletan y aún así el nivel de la movilización social era histórico. La propaganda se sirvió de todas las fórmulas habituales: el testimonio de expertos que confirmaban la postura española, el juego con las cifras, el relato humano de las familias de los pescadores, la creación de un enemigo común (Canadá), y el recurso a la tradición pesquera de Galicia. Pero aún así, España tenía serias dificultades para exponer sus tesis ante la opinión pública canadiense. La enemistad mediática de los canadienses era clara y no había mucho margen para la actuación. El entonces embajador de España en Canadá, Sr. José Luis Pardos, decidió emplear las Nuevas Tecnologías, convirtiendo la Embajada española en la primera del mundo en tener presencia en internet. El éxito de la campaña cibernética del Embajador Pardos fue tal que incluso es estudiado por expertos en la materia. Supuso la primera utilización seria de internet en un conflicto diplomático. Y tuvo una mención especial en la Exposición Universal Internet'96.
Y justo diez años después, el tema pesquero vuelve a abrir los informativos de este país tan ictiófago. Esta vez el conflicto, a ojos del profano en la materia, resulta bastante difuso. La Administración (cosas del destino) también en manos del PSOE se esfuerza en disimular la naturaleza conflictiva del asunto. Acuerdo pesquero, Bruselas, UE, Marruecos, todo demasiado lejos para el ciudadano. Sin embargo, algo se mueve. Sin embargo hay conflicto. La ministra del ramo, Elena Espinosa, insiste en que los ciudadanos deben estar satisfechos porque les ha conseguido 100 licencias de las 119 disponibles. E insiste, igualmente, en el destacado papel que ha jugado España en las negociaciones bilaterales entre Bruselas y Rabat para "retomar" unas negociaciones que "rompió el gobierno popular".
Extraña naturaleza ésta de los asuntos. Nos resultan lejanos cuando hay conflicto y si se trata de alegrarse sacamos a relucir el papel que hemos jugado.
Luego, las dos varas de medir son éstas: Para retirar las tropas de Irak, se acude al Derecho Internacional. Pero en la Cuestión del Sahara, mejor no mencionarlo. Para pescar en aguas de Terranova, se pone una Web puntera en el mundo diplomático para defender una causa amparada en Derecho. Cuando se trata de esquilmar los recursos naturales del Sahara, hay que imputarle el caso a la muy lejana Bruselas. Y sin que se note mucho, y acudiendo a los leales servicios franceses, haremos lo que se pueda para acallar a estos nórdicos que siempre molestan. Nuestros representantes en Bruselas se las arreglarán para convencer al Parlamento Europeo de que merece la pena premiar el robo, que merece la pena gastar los impuestos comunitarios en pagarle a Marruecos lo que no le pertenece. Y si ello nos sirve, de paso, para reconocer la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental, mejor que mejor.
Este gobierno me ha devuelto a mi hijo que estaba allá en Basora, me ha permitido casar a mi hijo gay, ha conseguido que mi otro hijo, el pescador, vuelva a faenar. Y si encima termina con la ETA, mi voto lo tiene garantizado.
Mohamed Lamin M.
12.04.06