Dicho y no dicho
Lehdia Dafa
Ante todo quisiera felicitar en especial a los autores de las opiniones surgidas en los ultimos meses por su madurez de planteamiento y seriedad en el debate político saharaui actual.
Es una gran satisfacción ver cómo estan saliendo a la luz muchas nuevas ideas que independientemente de cómo o quien las plantea en el fondo van todas encaminadas a un mismo objetivo. Este es el de rectificar a través de la crítica constructiva.
De toda la temática que está en el ojo del debate en arso, personalmente me urge hacer hincapie en tres elementos principales. En primer lugar y a pesar de la conyuntura internacional actual- es que siempre hay algún tipo de conyuntura- y el rumbo que huele a desesperación que estan tomando las cosas del quehacer saharaui en general, me apunto y apoyo a los que estan reclamando o sugiriendo reformas en el seno de la organización políticoadministrativa saharaui. Ello no significa necesariamente la descalificación o desacreditación del Polisario. Al mismo no se le puede negar la gloria y el mérito de haber sacado a todo un pueblo del polvo del nomadeo sin rumbo y la sumisión ante España como potencia colonial. Las lecciones que los saharauis bajo la dirección del Polisario dieron a las FAR, la prácticamente bancarrota de la economía marroquí y el casi colapso del sistema monárquico alauita durante años. La organización, y gestión de la retaguardia, las oleadas de reconocientos diplomáticos a la RASD, la formación de generaciones de profesionales, etc. Todo esto y más ya está plasmado con letras de oro en los anales de la histrotia y la memoria colectivas saharauis y de la humanidad.
Sin embargo, y creo que no es nada nuevo el hecho de que yo lo diga ahora, las cosas han cambiado demasiado como para que nuestra dirección política no se diera cuenta de una vez por todas y emprenda un camino de reformas reales y objetivas capaces de sacar adelante el prácticamente muerto proceso de paz y la garantía de soluciones favorables a nuestra meta independentista y soberanista.
Por si las moscas y, según el libro de los conceptos fundamentales de Ciencia Política de paso cito el concepto de reformismo: "Conjunto de corrientes gradualistas que optan por el camino pacífico y progresivo, sin traumas revolucionarios, de ciertas estructuras políticas o de parte del sistema de producción que las sustentan". Digo esto por si se entiende a las voces pro reformas como una especie promotora más bien de lo que se conoce como agitación y confusión política. Creo que no es el caso.
La refroma que requieren las instituciones y forma de gestión del estado saharaui deberian ser entendidas no como un simple accidente del destino, sino como una necesidad histórica que podría si la emprendieramos con inteligencia convertirse en un desafio más que puede cambiar nuestro futuro para siempre. Y ojo, somos un pueblo y estado nacido y formado bajo la filosofía de no creer en el imposible.
La Intifada por un lado y el debate sobre la alternativa de la autonomia como solución y final a nuestro largo sufrimiento por otro son otras dos cuestiones, que aunque se debaten por separado, en el fondo de las cosas son bastante relacionadas. La Intifada es una muestra evidente del sufrimiento y la rabía contenida durante años por los saharauis de las zonas ocupadas. Es entonces la tempestad del viento que Marruecos ha estado sembrando en nuestro territorio a lo largo de estos años de ocuapción. Marruecos no ha invertido/ invierte en el Sahara para mimar y tener contentos a los saharauis como suelen decir muchos. Lo hace ante todo para aniquilar la identidad saharaui. No es ninguna casualidad que hoy por hoy más del noventa porciento de los Saharauis con la última raiz de su arbol genialógico nacida y sembrada en el Aaiun no tienen ni participan del más minimo derecho a la propiedad de la tierra por ejemplo. Más del ochenta porciento de los jóvenes saharauis son desempleados aunque tengan títulos y cualificaciones. Todos en las zonas ocupads saben perfectamente, en manos de quién estan las fuertes llaves, y quiénes tienen la primera y la última palabra en la oficina de rango más insignificante en cualquier rincón del Sahara. Estos son tan solo pequeños ejemplos que nos pueden demostrar que el proyecto de autonomia no es más una trampa más del juego político de la élite marroqui sahrauista y sus aliados. Nosotros estaremos engañandonos si nos creemos lo contrario.
Por último sugiero a los participantes actuales y futuros en el debate en arso que aparte de todos los buenos y objetivos planteamientos, que traigan propuestas de solución. De forma general no terminaría sin antes insistir que los saharauis no tenemos otra alternativa que seguir adelante con el proyecto que habíamos empezado un día hace más de treinta años atrás.
No podemos pertenecer a un tiempo y seguir gestionando las cosas como si estuviéramos en otro. No podemos permanecer anclados en el puerto de las lamentaciones y fatalismos, víctimas de nuestro propio fracaso.
Los diferentes agentes de la sociedad saharaui como los cuadros políticos, los intelectuales, los nuevos grupos de presión y oposición, la sociedad civil en formación y los emigrantes deberían actuar como verdaderos filtros o (gatekeepers) para articular, agregar y transmitir de forma objetiva y mutua sus demandas y preocupaciones asi como propuestas de arreglo y llegar a un consenso vuelvo a insistir más que todo para sacar a la causa del peligroso entierro que está conociendo desde el alto al fuego.
La guerra de los cañones se acabó hace quince años atrás, y su generación cumplió pienso yo como Dios manda. Que la falta del estruendo de los cañones no nos haga dormir más de la cuenta porque hoy tenemos entre manos la guerra del diálogo y la persuación, ánimos a todos haber si esta generación sepa cumplir como la de antes.
Lehdia Dafa
Julio 2006