OPINION

 

Amable con los demás, puedes ser agraviado

Larosi Haidar

 

"Amable con los demás, puedes ser agraviado" es uno de los cinco peligros que acechan a un general según el octavo capítulo de "El arte de la guerra" de Sun Tzu. Y esa es la ignominiosa realidad que están experimentando los saharauis desde hace ya tres lustros, cuando aceptaron el alto el fuego de aquel fatídico seis de septiembre de 1991. Digo fatídico porque supuso un continuo y vertiginoso descenso de la indiscutible causa justa saharaui hacia el escalofriante mundo de lo dudoso y vacilante para aterrizar, en último término y dentro de poco si no se hace algo al respecto, sobre la tenebrosa plataforma de la ilegalidad internacional. No hay que ser adivino para augurar lo que se traen entre manos los "omnisonrientes" líderes socialistas españoles, y a su cabeza, suponiendo que la tengan, José Luis Zapatero. No hay que ser un lince para oler los entresijos de la vomitiva petulancia aireada día tras día por los heraldos del actual Gobierno de España. Basta con ver las reverencias y zalemas practicadas con efusión y generosidad en presencia de los mandatarios marroquíes para que uno se convenza de que los actuales gobernantes de España son, primero y ante todo, súbditos políticos del sátrapa Mojamed VI de Marruecos. Quien albergue alguna duda al respecto puede echarle una ojeada a los derroteros de Felipe González en los últimos años. Sé que el señor González ya no gobierna e, incluso, que tuvo "roces orales" con los del Gobierno, sin embargo, cuando se trata de aniquilar los derechos del pueblo saharaui, aparece una sintonía perfecta, una entente ejemplar y hasta podría decirse que hay "química". De hecho, el enemigo número uno del pueblo saharaui en España es el ex presidente socialista Felipe González. Inmediatamente después, estaría el risueño y traicionero tándem Zapatero-Moratinos.

Mas incluso aceptando un punto de partida erróneo y dando por sentada la buena intención zapateril, a estas alturas algo bastante dudoso vistos los tejemanejes del actual Gobierno español en el asunto del Sáhara, debemos saber que en política no sólo basta con tener buenas intenciones, sino que, además, hay que tener una pizca de valor aliñado con otro tanto de orgullo. Desgraciadamente, en las alforjas del gobierno zapaterista no hay sitio para tan obsoletos conceptos, pues el tirano Talante ha sido tan meticulosamente cebado que está desbordando las dos bolsas alforjeras; así que olvidémonos de todo lo demás, valor y orgullo incluidos, pues tendremos talante para rato...¡tranquilos, es sólo un decir! No es una casualidad que el actual gobierno socialista sea conocido en todos los rincones del planeta como el gobierno cobarde. Virtud esta última que la monarquía majzení de Marruecos está explotando al máximo y cuyos réditos están aumentando día tras día en progresión geométrica. Véase el bochornoso asunto de la banda territorial española que Marruecos se apropió por su cara bonita en la frontera de Melilla; el silencio cómplice del Gobierno ante la cotidiana violación de los derechos humanos en los territorios del Sáhara Occidental ocupados por Marruecos; el cinismo de los bucaneros socialistas que trabajan a destajo para aprobar un acuerdo de pesca ilegal e inmoral para luego, y como por arte de magia, utilizarlo a guisa de "prueba y argumento sólido" de la marroquidad del Sáhara Occidental... y suma y sigue y ¡lo que falta por ver y conocer!

Hace unos día, todo el mundo que sigue de cerca la cuestión del Sáhara Occidental se preguntaba, respecto al informe presentado por Kofi Annan , pero ¿qué mosca le ha picado al Secretario General de la ONU? Y la respuesta es bien sencilla: la mosca es el señor Zapatero. No olvidemos que Kofi Annan se entrevistó poco antes con el Presidente y sólo Dios sabe lo que este último le insufló en la testa; sin embargo y como decía mi profesor de física, el respetable señor Cornago, "me apuesto la mano y con ella el reloj" a que es algo muy bueno para las aspiraciones expansionistas marroquíes y terriblemente perjudicial para las justas reivindicaciones saharauis. Y aquí cabría preguntarse qué diablos han hecho los saharauis para merecer tanto odio y desprecio por parte del gobierno socialista. Cuál es su pecado para desatar esta miríada de despropósitos políticos e insultos a la inteligencia emanados de la grey invertebrada de Zapatero y su pastor errante Felipe González. Que sepamos, nada, no han hecho nada que pueda herir sensibilidades socialistas o alimente rencor y bilirrubina. Aunque bien visto, quizás sea ésa la causa, pues no hay que olvidar que todos tenemos algo de masoquistas. Quizás la causa sea "no haber hecho nada" que deje claro, una vez por todas, que los saharauis no son la "parte débil" sino la "parte menos numerosa". Los dos conceptos son muy diferentes y pueden, incluso, ser totalmente opuestos. Y si además añadimos que los saharauis siempre han obrado dentro del ámbito de la legalidad internacional mientras que Marruecos violaba y sigue violando esta legalidad de manera continuada e intransigente, habrá más razones para argumentar que la fortaleza saharaui es evidente. En realidad, la justa causa saharaui debería bastar para que todas las conciencias democráticas y honestas la apoyen de manera incondicional, sin embargo, tratándose de profesionales de la política narcisista de cagalera pronta y especializados en tomar las de Villadiego ante el menor síntoma hostil, los parámetros se invierten para otorgar la máxima prioridad al concepto de "amenaza" por muy hipotética (y patética) que sea. Citaré un ejemplo ilustrativo para que la idea quede clara: imaginémonos que hay un conflicto entre dos partes que, por razones históricas y geopolíticas, están vinculadas a España. Como es obvio, España deberá tomar una decisión sobre su postura ante dicho conflicto. Lo normal, lícito y coherente con los fundamentos de cualquier estado de derecho sería tener en cuenta, ante todo, la justicia y la legalidad internacional, que es lo que siempre ha hecho y sigue haciendo el pueblo español; sin embargo, el gobierno socialista únicamente atiende al poco honroso lema de "estar al lado del más fuerte y al más débil darle muerte". Así las cosas, la cuestión saharaui es zanjada categóricamente por los ideólogos y estrategas socialoides de la siguiente manera: no escatimar en apoyo al más fuerte, al moro; y hacer lo imposible para aniquilar al más débil, al beduino. Y pensar que hubo un tiempo, no muy lejano, en que los saharauis denominaban a España la "Madre Patria". Aunque desde otro punto de vista, qué podemos esperar de alguien que ni siquiera defiende los intereses de su propio país ¿que defienda los intereses de un par de beduinos perdidos en el desierto? No, no lo creo.

Supongo que habrá que esperar a que remita el shock postraumático del 11 M para que se les quite el susto a los gobernantes socialistas y, así, se les aclare la vista. Lo mismo, hasta recibirán tratamiento con marihuana, como hace Israel con sus soldados. O mejor todavía, que gobierne alguien con más sensatez, consistencia y bizarría y menos talante palabrero fumígeno.

De todas las maneras y visto lo visto, no hay que pedir peras al olmo.

Larosi Haidar

Estepona, 13 de mayo de 2006


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