OPINION

 

El Consejo frena a Kofi Annan
"Curiosa satisfacción, la nuestra"

Huneifa ibnu Abi Rabiaa

No parece que la escueta Resolución del Consejo de Seguridad vaya muy en línea con ese pensar en voz alta de Kofi Annan, manifestado en su Informe del pasado 19 de abril.

Todos destacan que el Consejo ha dicho un no al Informe presentado por el ghanense. Pero tampoco es un no rotundo. Incluso, puede ser un espaldarazo. La terminología usada, a medio camino entre la política y el derecho, se presta a interpretaciones diversas.

El maldito párrafo segundo dice, literalmente " ...ayudar a las partes a alcanzar una solución política justa, duradera y mutuamente aceptable que permita la autodeterminación del pueblo del Sahara Occidental en el marco de una solución conforme con los fines y los principios enunciados en la Carta de las NN.UU, y teniendo en cuenta el papel y las responsabilidades de las partes al respecto." Un sándwich, vamos. Una fundamentación jurídica metida entre dos hojaldres de realpolitik.

La tan poco acertada redacción ha permitido que ambas partes hayan mostrado su satisfacción. El POLISARIO, Marruecos e incluso Argelia, todos, han quedado satisfechos. Curioso, verdad?. Muy en la línea traidora de Baker cuando decía aquello de " en mi Plan hay elementos que atraen a Marruecos y elementos que atraen al POLISARIO". O sea, cada parte tiene donde asirse.

La cuestión que se tiene que plantear es si a caso los fines y principios enunciados en la Carta se pueden amoldar a soluciones políticas, justas, duraderas y mutuamente aceptables por las partes. Si a caso tales principios y fines son susceptibles de amoldarse al papel y las responsabilidades de las partes.

Cuando el Informe del 19 de abril estaba claro que el Consejo lo iba a rechazar. Para aceptarlo hacía falta una Resolución previa que derogase todas las anteriores resoluciones relativas al Sahara y derogar, también, la fecunda jurisprudencia de la Corte de La Haya sobre el derecho a la autodeterminación de los pueblos.

Estando, el Consejo, atado por las cuestiones técnico jurídicas ha tenido que recurrir a un híbrido entre la política y el derecho.

En efecto, la política, en este caso, la realpolitik, aconseja una solución política, justa, duradera y mutuamente aceptable por las partes. Pero el derecho no admite atajos. La autodeterminación es insorteable. Los fines y los principios enunciados en la Carta de NN.UU siguen siendo un pórtico imposible de esquivar. Y rematando con la realpolitik, las partes tienen que asumir sus responsabilidades, o dicho en terminología de Annan: condenar a otra generación de saharauis a que viva en el exilio.

Escasos de hermeneutas jurídicos, como estamos, seguimos sin saber, muy bien, qué demonios insinúa el Consejo de Seguridad. Mientras tanto, otros seis meses de prórroga sin saber si es para hacer realidad los fines y principios contenido en la Carta de NN.UU o para rendirse a los designios de la realpolitik.

La realpolitik tiene un sólido aliado: el sol abrasador de la Hamada argelina. Pero el derecho tiene otro aliado, no menos sólido: su eterna vida. No muere ni matándolo.

Huneifa ibnu Abi Rabiaa (ibnuabirabiaa@yahoo.es)

29.04.06


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