(Si el
lector lo prefiere, puede disfrutar esta
canción
mientras lee el artículo)
A estas fechas parece que el anuncio de celebración del XII
Congreso aún no consigue levantar los párpados de hierro
de quienes dormitan el sueño de la emigración.
No obstante, el hecho de que el tema de la supuesta
infrarepresentación de los jóvenes en este próximo
Congreso haya sido aludido en un par de ocasiones, por Anneo
Séneca y por Brahim Chej Breh, invita a realizar la siguiente
reflexión, que lejos de crear polémica no persigue otra
finalidad que la de reavivar el debate.
Dónde están esos miles de jóvenes formados en
universidades de medio mundo? Dónde está ese capital
humano? Esos jóvenes, de los que habla Séneca y Brahim,
han sido educados al calor de los más tiernos cánticos
revolucionarios. Han bebido, desde su más temprana infancia, la
sabia de nuestra revolución y, sin duda alguna, soñaron
con ejercer sus pomposas titulaciones académicas en un Sahra
libre e independiente. Pero, hoy, esos jóvenes han preferido el
camino de la emigración. Y, mientras, las lágrimas
continúan ajando el rostro de El Aaiún.
En cierta medida, esa desbandada supone privar a la sociedad saharaui
de lo más exquisito que ha parido. La flor y nata de la sociedad
saharaui de los Campamentos ha emigrado. Y, al hacerlo, parece que
aún no ha interiorizado la idea de que ya han dejado de ser
militantes del POLISARIO. Al emigrar desde los Campamentos, se abandona
la condición de militante. Ya no se pertenece a una
Organización Política. Ya no existe un vínculo
orgánico con la Organización. Ni, tampoco, se pagan
cuotas o derramas. Incluso el sentimiento de pertenencia se diluye al
no existir ya actos, de la vida cotidiana, en los que se manifiesta. Y,
encima, se adquiere la nacionalidad de un tercer Estado.
No podemos sino admitir que la emigración es un acto que tiene
mucho de dar la espalda a una determinada situación, de huir de
un determinado estado de cosas. Y venir ahora, con las espaldas
aún mojadas y sin orden ni concierto, para pedir asiento, voz y
voto en el Congreso, no parece muy decoroso que digamos. Se
podrá afirmar que la estancia allende los mares no hace sino
robustecer el compromiso con la Justa Causa de nuestro pueblo. Pero no
se podrá negar que, también, debilita a la
Organización y corroe las estructuras sociales y
políticas que han permitido al pueblo saharaui alcanzar los
éxitos que ha conseguido.
Si realmente se quiere aportar algo al Congreso, la emigración
debe RENOVAR SU COMPROMISO DE MILITANCIA con el F. POLISARIO. Para ello
debe organizarse y estructurarse para tener la capacidad para ensamblar
propuestas serias y bien articuladas que puedan ser útiles para
el presente y futuro del pueblo saharaui y, además, para
añadir fuerzas al POLISARIO y, así, abrir los canales que
permitan a esos jóvenes titulados estar en los puestos en que
Séneca y Brahim estiman que deben estar.
Huneifa ibnu Abi Rabiaa; a 9 de Sha’aban del año XXXIV de la
creación del F. POLISARIO.