Destacan, a mi juicio, tres notas que caracterizan el anuncio de celebración del próximo Congreso General del F. POLISARIO: Uno, las especialísimas circunstancias de celebración del Congreso; Dos, el abultado número de miembros de la Comisión Preparatoria y, si se prefiere, también, la alta heterogeneidad de los miembros de dicha Comisión y; Tres, el largo plazo de tiempo con que se cuenta para la preparación de dicho Congreso.
Probablemente, un Congreso alejado, en el tiempo, de una Resolución, la de octubre de 2007, que probablemente resulte muy poco satisfactoria y en la que es previsible la no aprobación de un nuevo mandato de la MINURSO, sea una opción mejor que otro Congreso celebrado antes de esa Resolución. Así, el pobre resultado de las negociaciones directas y la lectura de la futura Resolución de octubre de 2007, del Consejo de Seguridad, permitirán tomar las decisiones pertinentes en el XII Congreso.
El POLISARIO ha
esperado hasta después de la primera ronda de negociaciones de
Manahasset, hasta después de asegurarse de la inutilidad de
Manahasset, para anunciar la fecha de celebración de su
próximo Congreso General. Es decir, el POLISARIO, después
de vituperar, en abril de 2006, la idea de las negociaciones directas
sin condiciones previas, en abril de 2007 da su brazo a torcer y
termina aceptando las negociaciones sentándose a negociar con
Marruecos. De esta manera ha conseguido transmitir la imagen de su
disposición para agotar todas las vías pacíficas
para alcanzar una solución. Hecho que viene a confirmar su
imagen de incansable buscador de una solución pacífica,
acreditado por su histórica decisión de aceptar el Plan
II de Baker que preveía una autonomía como fase previa al
referéndum, también, rechazado por Marruecos.
Marruecos, apoyándose más en Zapatero que en Sarkozy (y
eso duele muchísimo, Sra. Raquel García), habrá
hecho fracasar, en agosto de 2007, la idea de encontrar alguna
solución mediante las negociaciones directas sin condiciones
previas, por su insistencia en no negociar nada fuera del plan de
autonomía,. Apareciendo, nuevamente, como el mayor
obstáculo para la paz en la región.
Después de veinte infructuosos años de búsqueda de una solución pacífica y en la seguridad de que Marruecos ya no puede ser considerado como un Estado con el que cabe alcanzar alguna solución dialogada y toda vez que ha quedado claro que la no solución del conflicto está dañando seriamente la reputación de los Organismo mundiales, el POLISARIO tiene vía libre para entrar a discutir otras formas de solución del conflicto, máxime cuando la sociedad saharaui tiene la percepción generalizada de que se ha agotado nuestra capacidad de hacer más concesiones.
En contra de lo que viene siendo una costumbre en los congresos del Frente POLISARIO, este XII Congreso se ha anunciado con seis meses de antelación. Y, también, en contra de lo que viene siendo costumbre, el número de miembros de la Comisión Preparatoria se ha establecido en ochenta y cinco, cuando nunca ha pasado de veinte. También, es llamativo ese tender la mano con que el poder parece querer atraer, incluyéndolos en la Comisión, a determinados elementos que parecían haberse alejado geográfica y políticamente. Parece, pues, que este proceder para celebrar el XII Congreso pretende conseguir una altísima participación de la sociedad saharaui en el Congreso.
En cualquier caso, es evidente que los cambios de hábito responden a determinadas intenciones. Intenciones que, quizás, la parquedad en la información convierte en inescrutables.
Por otro lado, la presencia, en esa Comisión, de un elevado número de elementos afines al núcleo duro del POLISARIO garantiza la continuidad del “aparachik” y permite intuir que no habrá ni cambios ni novedades, en la “nomenklatura” del poder, que sean dignos de relevancia.
El poder suele ser muy sensible a los cambios. Y las altas y heterogéneas participaciones nunca han sido de su agrado, fundamentalmente, porque dificultan la cocción previa de las decisiones y las votaciones. Pero en este XII congreso parece que se persiguen ambas cosas a la vez: alta participación y continuidad del “aparachik”.
Si todo parece
estar atado y bien atado para que no haya cambios de infarto en la
nomenklatura del poder, ese
empeño en involucrar a todas las
sensibilidades de la sociedad saharaui ¿para qué es?
¿Alguna decisión gruesa se avecina?
Huneifa ibnu Abi Rabiaa; 08/08/2007.
ibnuabirabiaa@yahoo.es