[Appel à tous les Nationalistes Sahraoui(e)s - Llamamento a todos los patriotas Saharaui - Appeal to all Saharawi Nationalists]

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Recapacitemos seriamente

BRAHIM SALEK ALALY

Permítanme que sea inocente por un día, si es que no lo sea desde siempre y para siempre. Ya sé que, habrá quien diga que en asuntos serios no cabe la inocencia, y tampoco la improvisación. Yo de todas formas tengo derecho a ser inocente, igual que la luna tiene el derecho divino de espiarnos desde el firmamento.

Me preguntaba, quién es quién, en todo este vendaval de llamamiento y opiniones. Y claro, me vienen a la memoria las películas de detectives, y alguna que otra policíaca. No me tomáis a mal, es que todo lo del llamamiento este, y salvar lo que podamos ( dios sabe de qué), me parece tan pueril, y tan fuera de tiempo y lugar que, por un instante, mi instinto más visceral me aconsejaba (sin saber del todo el porqué) quedarme al margen de la comedia (sin ánimo de ofender a nadie, WA IN-NA ALÁH MA-A ASSADIGUIN, dios está del lado de los sinceros). Es evidente, que el que calla otorga, y el silencio nos hará cómplices.

Y claro, nos entregamos en cuerpo y alma, a las tertulias del té, y embriagados de nacionalismo, siempre hay quien dispara sus diatribas a unos y otros como quien fusila a quema ropa, y quizás no le falta razón. Ni los que llaman a "la guerra santa" son santos, ni los que tienen el poder y nuestra confianza se pueden dormir en los laureles. Nuestra fe y nuestra confianza no son cheque en blanco. En nuestra marcha hacia la libertad e independencia muchas vidas se quedaron a medio camino confiados en que no les defraudaremos. ¡Y que dios nos libre de profanar su legado y su memoria!.

El POLISARIO como institución somos todos los nacionalistas, es patrimonio y orgullo de todos. Los que hoy gobiernan lo crearon, lo ennoblecieron, y le dieron la mayor parte de sus glorias. Pero los hombres se marchitan como las flores, necesitan otra lluvia y otra primavera para volver a contagiar la naturaleza con su perfume. ¿ dónde está el cambio generacional? ¿ es posible?¿ estamos preparados para asumirlo?. Aunque no nos engañemos: los árboles dan flores, pero también dan espinas. Bajo la solapa del cambio y las reformas hay muchas cosas en juego, y no podemos permitirnos el lujo de embarcar en ello sin lupa. Hay tantas cosas que ganar, y tantas que perder como para dejarlo en manos de un llamamiento sin nombre y a destiempo.

El famoso llamamiento ha tocado un terreno muy resbaladizo y fértil para especuladores y oportunistas. Es el peor camino posible para el debate interno, porque genera muchas desconfianza y poca credibilidad. A los del llamamiento todos mis respetos, faltaría más, pero en aventuras colectivas no se puede ir a ciegas.

Es un secreto a voces que la gestión de los años del "alto el fuego" están siendo pésima; y no hablo del proceso de paz que es complejo y difícil (y por qué no decirlo no depende sólo de nosotros); sino del día a día, de la sanidad, la educación.... las Instituciones Saharauis que son orgullo y bandera de todos. Estos últimos quince años han sido, para muchos, los años perdidos del maravilloso sueño llamado República Árabe Saharaui Democrática. Y la responsabilidad es colectiva, aunque el que gobierna y está legitimado para tomar las decisiones tiene que rendir cuentas. Quiero oír alguna vez, que en este país alguien con dignidad ha renunciado, porque no es capaz o les imposible cumplir con su trabajo.

Si el llamamiento está dirigido a llamar la atención sobre la imperiosa necesidad de mejorar la gestión de las Instituciones Públicas Saharauis, y dar un toque de atención al Gobierno Saharaui para que asume sus responsabilidades históricas y saque adelante el proyecto común de Construcción Nacional, ¡bienvenido sea!, pero me temo que no es así.

La fila es una sola, podemos estar en la cabeza o en el final, y es legítimo que uno se cree que no se merece estar en la cola sino en la misma cabeza; pero para llegar a la cabeza hay que estar en la fila. el que no está en la fila no puede aspirar a la cola, y mucho menos a la cabeza. Discrepar es legítimo, y es síntoma inequívoco de salud democrática, pero hay que estar en el ojo del huracán y verlo desde dentro.

Este llamamiento nació muerto por apocalíptico, por ambiguo, y por no tener DNI. Yo, en lo personal, me niego a ser enemigo de ningún Saharauí. Es que no los soy, ni quiero serlo, ni lo seré nunca. Y cuando hay algún desacuerdo, una vez aclarado, todo se me olvida; porque todos somos hijos de la misma arena, el mismo sol, las mismas piedras, y el mismo océano. ¡Y pongo a Zemur y Tiris por testigos!.

Aprovecharse de las sensibilidades de los Saharauis nacionalistas, utilizando verdades a medias con proyectos superficiales, anunciando organizaciones paralelas, que sólo desgastarán el trabajo colectivo no es, a mi juicio, el camino acertado. El debate es siempre enriquecedor, y es necesario buscar los mecanismos adecuados para que, los de arriba, lo tengan siempre presente. Nadie tiene el derecho de hipotecar nuestro futuro, ni lanzar consignas en nuestro nombre.

No son suficientes la razón y una causa justa para ganar la guerra. La razón y la justicia sólo alimentan la fe, el espíritu y el alma. Nuestra causa es justa, nadie tiene dudas sobre la razón de nuestras reivindicaciones independentistas, pero hoy la movilización se limita a la política y la política es como los hombres: impredecible. Hemos hecho lo más difícil, proclamar nuestra República, llevar la guerra con dignidad y con ello logramos muchas conquistas; y ahora nos toca gestionar mejor esta paz subliminal, sabiendo siempre que la guerra nos llama a la puerta.

Quiero invitarlos a todos, Saharauis de corazón, a una meditación colectiva. Recapacitemos seriamente, sobre nosotros, lo que tenemos ganado, y lo que podamos ganar o quizás perder. Tomad la palabra, hacerla suya e inyectarle la fuerza del corazón y las ideas, y dejarla volar para que nos ilumine a todos. En fin, permítanme, que sea inocente por un día.

18.08.04


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