OPINION

 

SAHARA OCCIDENTAL
LA PAZ QUE NUNCA LLEGA

Salek Muftah
(Traducción al español: M.M.Fakala)

 
La supuesta paz que debía haber puesto término al contencioso saharaui no se vislumbra aún en el horizonte a pesar de un cese del fuego que dura ya quince años, más de cincuenta informes, cien mociones y un sinfín de resoluciones de Naciones Unidas aprobadas por el Consejo de Seguridad que reafirman en su conjunto el principio de autodeterminación, y por ende, la organización del referéndum que venía defendiendo esta instancia hace más de cuarenta años atrás.
 
Sin embargo, Marruecos, hace oídos sordos a tales llamamientos y se despega obviamente de todos los compromisos contraídos con la comunidad internacional, como son el plan de arreglo de 1991 o los acuerdos de Houston de 1997, que avalan la celebración del plebiscito inmediatamente después de la publicación de los resultados de la comisión de identificación, que salieron a la luz en enero de 2000.
 
Paradójicamente, con la publicación de la nómina de los futuros votantes el reino de Marruecos mostró total escepticismo hacia la consulta lo que lo llevó de nuevo arrimarse a su habitual política de fuga hacia la nada. El record de visitas y encuentros de diferentes secretarios generales y enviados especiales a la región descubrieron fehacientemente la falta de voluntad política en el reino para solventar el largo conflicto que lo enfrenta con los saharauis.
 
La serie de rondas de conversaciones entre las dos partes y las Naciones Unidas, que atestiguan ciudades como Nueva York, Houston, Lisboa, Berlín, Madrid, Paris, Argel, Rabat, Nuagchot y los campamentos de refugiados saharauis no han allanado el camino a la paz.
 
Después de estas reuniones se ha evidenciado que la cuestión saharaui está sujeta a marañas maquiavélicas que aparecen y desaparecen con la renovación de cada periodo de secretario general y la llegada de un nuevo enviado especial, lo que compromete a Naciones Unidas y la comunidad internacional a hacer un repaso exhaustivo de la misión en el territorio, después de más de un decenio de presencia y de promesas incumplidas.
 
Hecho que llevó a Baker después de dos años de tira y afloja a la cabeza del dossier a tirar la toalla al descubrir igualmente que el conflicto está pendiente de una dualidad de criterios ambiguos. Mans tomó la misma decisión en los primeros momentos, seguido por el norteamericano Ruddi, y el italiano Basagli no quiso perder más tiempo, selló recientemente su maleta y regresó a donde vino.
 
A medida que transcurre el tiempo, todas las maniobras y artimañas salen a flote, y se desenmascaran los intentos de desvirtuar las reglas jurídicas que llevan a un desliz inaceptable en un tema de descolonización. La historia, en este caso, no se puede repetir como lo ocurrido en 1975, y extraer de los viejos archivos repartos incongruentes y soluciones menguantes que tienen como fin roer una resistencia interna y externa que ya nadie podrá poner en tela de juicio, como atestigua la propia Naciones Unidas.
 
No es honorable entonces que el Secretario General de Naciones Unidas en los momentos del fin de su mandato muestre una clara rendición al insinuar ciertas fórmulas nocivas, situadas entre la legalidad internacional y el hecho consumado de la ocupación, lo que asegura un fiasco de la misión.
 
Es patente, pues, que algunos miembros del Consejo de Seguridad no desean mover fichas hacia una verdadera solución, entre estos se destaca el gobierno galo que apoya las pretensiones anexionistas marroquíes. Por el contrario, los saharauis no tienen quien les defienda.
 
En los últimos años se suma a la posición francesa la del gobierno español que avala a los cuatros vientos la posición franco-marroquí. La complicada agenda internacional obliga a Estados Unidos a tomar una posición de pase de facturas en virtud de sus intereses que priman en un juego de roles en diferentes regiones convulsas como Irak, Líbano, pasando por Palestina o Sudán.
 
En este juego se incorpora el enviado especial del secretario general, el señor Piter Van Walsun con la pócima de aproximación entre la legalidad y el hecho consumado de la ocupación, Pérez de Cuellar se fue sin haber concretado los „célebres‰ criterios de identificación, Butros Gali no aportó nada nuevo, y el más astuto de todos ellos fue, sin duda, Baker que quiso resolver el contencioso a través de una regla de juego donde primara el principio de la „equitatividad‰, pero sabiendo de antemano que no tendría ningún éxito en su experimentación, fundamentada en lo imposible.
 
La conjura marroquí de dar la espalda al proceso en marcha puede acarrear consecuencias nefastas. Es hora entonces que el enviado especial de ONU sepa cómo sobrepasar el difícil trance por el que pasa la cuestión de descolonización. Ojala que el próximo 31 de octubre las manecillas del reloj no vuelvan a la hora cero y se entierren los loables esfuerzos de la comunidad internacional. Por ello, esa misma comunidad internacional está llamada más que nunca a no ceder a la sinrazón. En ningún caso la Minurso tendrá que convertirse en un baluarte de la anexión de un pueblo condenado a vivir entre los horrendos hechos de la ocupación y las duras condiciones de un exilio indefinido. Es inaceptable por lo tanto, que la misión de paz de Naciones Unidas tome el mismo derrotero que tomaron los recortes de ayuda humanitaria destinada a los refugiados con el propósito de hacerles desistir de su ideal independentista.

26.09.06


>> [ARSO HOME] - [OPINIONS]