OPINION

 

El Sáhara no es el Islote Perejil

Francisco José Alonso Rodríguez
sociólogo y Presidente Nacional de la Liga Española Pro-Derechos Humanos

Lo primero que habría que señalar, si deseamos tener una idea cabal e inteligente de lo sucedido en el islote Perejil es que este asunto nada tiene que ver con el Sáhara Occidental. Son dos circunstancias que no pueden mezclarse ni relacionarse. Ni en magnitud, ni en causa-efecto. Las razones que han llegado al gobierno marroquí a ocupar el islote Perejil nada tienen que ver con el contencioso en el Sáhara Occidental (como últimamente se señala en los medios de comunicación y tertulianos varios) sino con problemas internos del monarca alauí y las disputas por el poder entre su hermano y el ejército. Es chocante que el siempre olvidado problema en el Sáhara Occidental (sobre el que pende un velo de silencio en la prensa española) salga ahora a relucir en un asunto ajeno a él. Más valdría a los periodistas españoles informarse mejor sobre la historia del conflicto saharaui-marroquí y ocuparse de lo que allí está pasando. En cualquiera de los casos, celebramos el desalojo de las fuerzas marroquíes del islote, aunque esto mismo debía haberse hecho en el plazo de 48 horas desde la ocupación marroquí.

Y mientras el pueblo saharaui espera pacientemente el ansiado referéndum de autodeterminación que les devuelva su territorio, en España, como todos los veranos, vienen miles de niños saharauis a pasar estos meses estivales entre nosotros. Ellos son los verdaderos embajadores de su pueblo. La sensibilidad de la población española con este gravísimo tema se hace sentir especialmente con los niños saharauis. Aquí en España pueden recibir asistencia sanitaria y revisiones médicas que son muy deficientes en los Campamentos argelinos en los que se encuentran refugiados desde hace ya más de 26 años. Y el pueblo español, hasta hace poco vinculado directamente con el saharaui, no olvida su historia y los vínculos que todavía existen. Es de todos sabido que el pueblo español es el que más ha apoyado y apoya las legítimas aspiraciones de los saharauis. Con donaciones, con proyectos de cooperación al desarrollo y con la recepción de sus niños, que son tratados como lo que son: como auténticos embajadores.

Animamos, por tanto, a la población española a que continúe con esta encomiable tarea de solidaridad y confraternidad con el pueblo saharaui. Solidaridad de la que da muestras sobradas cuando así se le requiere. El pueblo saharaui ha dado ejemplo con su actitud de respeto a los Derechos Humanos y de respeto a la legalidad internacional. El pueblo español lo menos que puede hacer por ellos es ponerse siempre a su digna altura.

17 de Julio de 2002


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