OPINION

 

MEMORÁNDUM DE LA AGONÍA

LUIS HERNÁNDEZ ROCHA

 

El otro día, las autoridades majzeníes del sexto mojamé alauita, entregaron un memorándum al Secretario General de la ONU, Kofi Anan. Un texto que, según parece, pretende aclarar las cosas respecto al Sáhara Occidental. Sobre todo, el amanuense de turno centró su discurso escrito sobre conceptos como legalidad internacional, derecho internacional, resoluciones de la ONU, verdades históricas y un largo etcétera. Esta índole de referencias es más bien plausible y aconsejable, y más lo es su respeto y puesta en práctica, sin embargo, el moro del sur, el de la venganza, los utiliza de manera muy bastardeada en el mejor de los casos. Junto a este uso tendencioso de tan sagrados conceptos, el sexto mojamé echó mano de un tono victimista con el fin de embaucar a algún novato en el asunto del Sáhara. Pero ¡hombre, a estas alturas! ¿De verdad creen los alquimistas majzeníes que lograrán seducir a quien fuere con ese textillo chapucero que huele a mentira y engaño palatinos? Sinceramente ¡chapó! por esa muestra de caradurez muy vuestra y esa sangre fría que últimamente se os está contagiando vía uahabismo saudí. Vayamos por partes y comentemos algunas de las mentiras más elocuentes.

Para empezar, en todo el texto se habla de "diferendo regional". No, hombre, no; ni es diferendo ni es regional. Las cosas hay que llamarlas por su nombre, aunque muchas veces nos duela y, en este sentido, lo del Sáhara es un "conflicto interestatal", es decir, entre dos estados que son, a saber, el marroquí invasor y el saharaui invadido. Que el Sáhara es considerado "estado" sólo por algunos países pero no así por la ONU, bien, vale; entonces lo designaremos como la hace oficialmente la organización internacional: territorio no autónomo y, como tal, está en espera de autodeterminarse.

Al principio del ridículo memorándum, el moro quiere apoyarse en un fragmento de la carta dirigida al Presidente del Consejo de Seguridad el 11 de junio de 2004: trabajar en la "búsqueda de una solución política justa, duradera y mutuamente aceptable". Así, pretende dar a entender que si la solución no es aceptada por las dos partes no se llevará a cabo. Nada más lejos de la verdad, porque lo realmente importante y que sí interesa a la comunidad internacional es una solución primero "justa" y luego "duradera". Lo de "aceptable" es una manera de invitar a las partes a que acepten por sí mismas algo que es justo y duradero (¿qué más se quiere?). Y una vez que quede obvio para todo el mundo, como ocurre actualmente, que una de las partes se está pasando de lista, como es el caso del señor feudal alauita, habrá que darle agua bendita hasta que los azotes le hagan recapacitar y vuelva al rebaño de la comunidad internacional. Así no se puede seguir, y menos todavía cuando el sujeto con quien se trata ha sido el cerebro y el promotor de los atentados de Casablanca (¡sí, Casablanca!) y Madrid. A nadie se le puede engañar ya, pues todo el mundo sabe de la participación activa de los servicios secretos majzeníes en los dos atentados.

Luego, en un acto desesperado, se mete con Argelia acusándola de denominarlo "potencia ocupante" en su carta dirigida al Secretario General de Naciones Unidas y que con ello, Argelia, "hace caso omiso de la realidad"; y añade que dicha carta fue publicada el 18 de agosto como documento oficial de la Asamblea General (A/58/873) y del Consejo de Seguridad (S/2004/561): el pobre se ahoga en sus propios argumentos. Entonces ¿qué pasa? Si la ONU se dirige a Marruecos en sus documentos oficiales como "potencia ocupante" qué tiene de extraño que cualquier miembro de la organización internacional haga lo mismo.

Líneas más abajo, se repite la Gran Mentira, la odiosa, la despreciable mentira que, a fin de cuentas, fue la verdadera causante de todo el drama saharaui. De hecho, es una mentira tantas veces repetida (¡a conciencia, claro!) que ellos mismos se la creen. Me refiero al archiconocido dictamen consultivo del Tribunal Internacional de Justicia que, como todo el mundo sabe, expresó de manera clara e indiscutible que no existía ningún vínculo jurídico de soberanía entre el Reino de Marruecos y el Sáhara Occidental. Para rematar la faena, el TIJ continúa diciendo que aunque dicho vínculo existiese, que no existe, el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui estaría por encima de él. Y punto. Y lo mismo repitió el departamento jurídico de la ONU en febrero de 2002. Está claro que esta gente no tiene vergüenza y sí mucha jeta, pues basándose en lo dicho por el TIJ el desaventurado redactor del memorándum nos dice que la cuestión quedaba zanjada.

Después, haciendo malabarismos semánticos, argumenta que aunque en 1956 Marruecos obtuvo la independencia nominal, en realidad no recuperaría todo su territorio hasta 1958 y 1969, fechas de la recuperación de Tarfaya e Ifni, presentándose como víctima de un triple colonialismo: francés, en el centro y español, en el norte y sur. Sin embargo, la verdad es muy distinta, porque por mucho que los voceros majzenistas quieran taparla y condenarla al olvido, siempre habrá algún rifeño o algún susi que la recuerde. Francia, en realidad, tomó bajo su protectorado no "el centro de Marruecos" sino lo que en aquel entonces era "Marruecos"; el norte y el sur, no eran Marruecos, por lo que se le permitió a España emplazarse en ellos. Y cuando digo el "sur", me refiero a la región del Sus donde se encontraba antiguamente el Reino de Iligh y que en 1810 se proclamó independiente bajo el Cherif Hassan Ben Ahmed. Respecto al norte, todos conocemos la histórica independencia del Rif. Es decir, gracias al colonialismo, Marruecos vio crecer sus fronteras, tanto que sus ideólogos envalentonados empezaron a delirar ideas como la del Gran Marruecos. En lo referente a las fronteras meridionales, si era indiscutible que el Sus no era marroquí, cómo van a serlo Nun o Tarfaya. En este caso, hablar del actual Sáhara Occidental sería hasta irrisorio.

Líneas más abajo, blande como argumento el Acuerdo de Madrid del que "Naciones Unidas tomó nota en su resolución 3458/B". En lo referente al tristemente conocido acuerdo, únicamente diré que ni es acuerdo, ni es tratado, ni es palabra dada, ni es nada, pues cualquier abogado de tres al cuarto lo dejaría K.O. en una ojeada. Lo que viene después es verídico, puesto que las "Naciones Unidas tomó nota" del acuerdo porque "no lo reconoció como válido".

Para colmar el ridículo, el memorándum pretende involucrar al pueblo marroquí en la cuestión del Sáhara, sin embargo, el majzén debería saber, como cantaba el jamaicano, que podemos engañar a unos cuantos durante cierto tiempo pero no podemos engañar a todo el mundo durante todo el tiempo. El pueblo marroquí ya conoce al pueblo saharaui, al que le unen vínculos de amistad y buena vecindad demasiado sólidos como para que un par de bulos lanzados por el aparato propagandístico del majzén los dañen. No, esta vez el cuento de la Marcha Verde no funcionará.

Y ya para terminar, querría llamar la atención sobre la causa de esta explosión verborréica materializada en el triste memorándum presentado a Kofi Anan a modo de queja. Supongo que todos lo veis: todas las puertas de la ilegalidad se han cerrado, la última se cerró dándoles un portazo en las narices como consecuencia del reconocimiento de la RASD por parte de los valientes sudafricanos. Espero que le sigan todos los demás: Chile, Perú, Turquía, Australia,... Y claro, el majzén está oliendo la legalidad internacional por todas partes, y eso, como es de suponer, es algo tóxico para él; es alérgico a la legalidad internacional, por ello está agonizando...

León, 27/09/04

Luis Hernández Rocha


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