CARTA ABIERTA AL REY DE ESPAÑA D. JUAN CARLOS I CON MOTIVO DE LA VISITA QUE REALIZARA A MARRUECOS EL PRÓXIMO LUNES 17 DE ENERO DE 2005
Su Majestad,
Dentro de unos días va a visitar al Rey de Marruecos. Permítanos que en estos momentos, y con el máximo de los respetos, le recordemos otra visita que hizo Su Majestad al África Occidental hace ya casi treinta años. A principios de noviembre de 1975, siendo Príncipe Heredero y Jefe de Estado en funciones, se trasladó a El Aaiun, para dar ánimos a los españoles, civiles y militares, de lo que entonces todavía era una provincia más de nuestro país, en un momento especialmente difícil para todos. Sin duda lo recuerda Señor tan bien como nosotros, puede que mejor que muchos pero tal vez no tan bien como algunos a quienes les tocó vivir desde las alambradas y desde los cuarteles durante varios meses una realidad de la que Su Majestad fue testigo y protagonista destacado durante unas horas. Pero ni Su Majestad ni nosotros lo recordamos mejor, eso se lo aseguro, que esos miles de compatriotas nuestros de entonces a quienes la cobardía y la indiferencia de unos dirigentes llevó al exilio, a la guerra y, en muchos tristes casos, a la muerte. Gentes que habiendo nacido en un territorio que esos gobernantes llamaban aún España, que tenían la nacionalidad española de pleno derecho y a quienes nuestro país había repetidamente prometido respeto al legítimo derecho a su autodeterminación. Gentes que vieron cómo esos mismos gobernantes incumplían todas sus promesas y los vendían por mucho menos que un triste plato de lentejas, despojándoles al mismo tiempo de su tierra, de su nacionalidad y, en muchos casos, de su vida, entregándoles atados de pies y manos a una muerte casi segura, en medio del desierto, recorriendo la mayoría de ellos a pie y bajo los bombardeos con napalm y fósforo blanco de la aviación marroquí los cientos de kilómetros que los separaban del único lugar donde un país vecino les ofreció refugio: el infierno inhabitable de la hamada argelina.
Sabe Señor tan bien como nosotros, del dolor y de las dificultades que les costó a aquellos miles de españoles la cobardía de unos pocos políticos sin escrúpulos; sabe Señor de los vergonzantes Acuerdos Tripartitos de Madrid; sabe Señor de una guerra que duró más de quince años y que enfrentó a unos pocos antiguos españoles, sin armas ni apoyos, con un ejército que superaba en número a toda su escasa población; sabe Señor que durante todo ese tiempo las industrias españolas de armamento siguieron haciendo negocios con Marruecos; sabe Señor que este país estuvo siempre apoyado por socios poderosos a los que no importaba nada la corrupción de sus dirigentes ni el desprecio a las numerosas resoluciones de las Naciones Unidas sobre el tema; sabe Señor de los reiterados incumplimientos por parte de Marruecos de cuantos acuerdos ha firmado; sabe Señor de las declaraciones en este sentido de políticos tan prestigiosos como James Baker o Thabo Mbeki.
Todo eso lo sabe Su Majestad perfectamente y no vamos ahora a recordárselo, queremos solamente pedirle que durante su próxima visita al rey de Marruecos no olvide nada de lo que pasó hace ya casi treinta años, ni que, a pesar de las repetidas y claras resoluciones de la ONU al respecto, desde entonces nadie ha sido capaz de poner fin al sufrimiento del Pueblo Saharaui.
Como también todos sabemos lo que significa democracia marroquí, vemos a los jóvenes marroquís huyendo en pateras y muriendo en el estrecho, vemos que mas del 50% de la población marroquí es analfabeta, vemos el estado de la mujer, sabemos cual fue la actuación del Rey Mohamed VI en el terremoto de Alhucemas, impidiendo el reparto de la ayuda humanitaria hasta su llegada, cuatro días después y sabemos cual es el trato que recibe el Pueblo Saharaui en los territorios ocupados, torturas, violaciones, desapariciones......
Va a visitar Marruecos, Señor, y no podemos pedirle, suponemos, que haga Su Majestad lo mismo con los campamentos de refugiados saharauis en la hamada argelina. Si pudiésemos hacerlo, Señor, le hablaríamos de un Pueblo que ha conseguido convertir en casi habitable el trozo de desierto más infernal e inhóspito que un ser humano pueda concebir; le hablaríamos de un Pueblo alegre como parece inimaginable en aquel lugar; le hablaríamos de miles y miles de niños que son felices sin nada; de un Pueblo que, a pesar de todas las dificultades, casi desconoce el analfabetismo; de un Pueblo que no olvida la lengua que los colonizadores les dejaron, a pesar de que el Instituto Cervantes sí les olvide a ellos en sus mapas; un Pueblo que está deseoso de tener buenas relaciones con el nuestro; un Pueblo que no guarda rencor a tantos y tantos dirigentes españoles que, sin embargo, se han ganado a pulso su odio y su desprecio, sino que está agradecido a nuestras gentes por la ayuda que siempre les han prestado; un Pueblo que solo espera un gesto mínimo por parte de alguno de nuestros dirigentes para olvidar el pasado y construir un futuro en paz con todos sus vecinos, incluida España.
Ahora va a visitar Señor, Marruecos y le pedimos que durante esa visita recuerde todo esto. Y se lo pedimos con todos los respetos, Su Majestad, y no en nombre del Pueblo Saharaui. Ninguno de nosotros tiene ningún derecho a hablar en nombre de ellos, ellos tienen su voz, son un país reconocido por numerosos otros del planeta (aunque lamentablemente ni España ni ningún otro de Europa haya tenido nunca el coraje de hacerlo), un país que habla fuerte y claro en la Unión Africana. No, Señor, no es en nombre de los saharauis sino en nombre del Pueblo Español en el que le pedimos que haga cuanto esté en su mano para resolver un problema que es tanto nuestro como de nuestros hermanos saharauis. Porque a España le queda una última oportunidad, tal vez, de recuperar su dignidad perdida en 1975; porque mientras España no asuma de verdad sus responsabilidades en la tragedia saharaui ningún español con un mínimo de vergüenza, una brizna de memoria y un átomo de dignidad podrá jamás invocar el respeto a la legalidad internacional sin que suene a burla y a mentira; porque mientras esto no pase ningún español podrá mirar a los ojos a ningún saharaui sin sentirse indigno. Por nosotros, Señor, por todo el pueblo español y por la dignidad de nuestro país, le pedimos que recuerde durante su próximo viaje a Marruecos aquel otro viaje que hizo Su Majestad hace ya casi treinta años.
Respetuosamente.
ASOCIACIONES DE AMISTAD Y SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO SAHARAUI DEL ESTADO ESPAÑOL
Madrid, 14 de Enero de 2005
A Su Majestad, Rey de España Don Juan Carlos de Borbón.
En este mes de enero Su Majestad visitará Marruecos según hemos podido recoger a través de las distintas agencias de noticias españolas y extranjeras.
Su Majestad, le escribimos desde un lugar del Sáhara Occidental con la intención de hacerle recordar aquel compromiso que adquirió con el pueblo Saharaui el 7 de Noviembre del 1975 cuando nos visitó en el Aaiun hace ya treinta años.
Su visita fue una sorpresa para nosotros y sucedió en un momento crítico cuando el ejército español rechazaba las pretensiones marroquíes sobre el territorio y nuestro problema de descolonización exigida por Naciones Unidas no acababa de ser esclarecido a los saharauis por el estado español.
Su Majestad nos tranquilizó con aquel discurso en el Aaiun ante las Fuerzas Armadas españolas formada por saharauis y españoles y la Yemaá General del Sahara que representaba la provincia en las cortes españolas.
En aquel discurso Su Majestad nos reiteró que no nos abandonaría a las peticiones extranjeras, que su país cumpliría sus compromisos internacionales y que defendería la dignidad de las tropas que protegían a los saharauis, amparados por el Decreto Ley publicado en el B.O.E del 14 de Enero de 1958: Los territorios del Sáhara e Ifni integrados por el Gobierno General del Africa Occidental Española, tienen caracteres naturales y políticos diferentes y están separados por distancias considerables, circunstancias a las que se unen su extensión superficial , las costumbres bien distintas, la organización social de sus habitantes y hasta la índole de sus fronteras. En ese Decreto Ley se recogían cosas como:
Artículo 1º. Del Decreto Ley mediante el cual el Sáhara pasa de ser colonia a provincia española. Los territorios de Africa Occidental Española se hallan integrados por dos provincias, denominadas Sáhara Español e Ifni.
Artículo 10º. Quedan derogadas cuantas disposiciones se opongan al cumplimiento del presente Decreto, que comenzará a regir a partir del día de su publicación dada en Madrid a 10 de enero de mil novecientos cincuenta y ocho.
Su Majestad, queremos recordarle cómo el derecho internacional, las resoluciones de Naciones Unidas y el Dictamen Internacional de La Haya nos han reconocido el derecho de un país que falta por descolonizar, y que la única potencia administrativa es el Estado Español, y Usted Majestad es el jefe de ese estado. Aún tiene esa responsabilidad con nosotros los saharauis. Nos han dejado en manos de una ocupación ilegal condenada por las instancias internacionales.
Estos organismos reconocen a Su estado como el único administrador responsable de desempeñar el papel de descolonizar el territorio de conformidad a la carta magna de Naciones Unidas que prevé la autodeterminación a los pueblos que siguen bajo administración reconocida como nuestro caso.
Su Majestad, como seguró sabrá el primer presidente del primer gobierno socialista, Felipe González, también nos visitó antes de subir al poder, y se comprometió entonces ante la historia y su partido que apoyaría nuestra lucha hasta la victoria y dijo también estas palabras que ninguno hemos olvidado: Como parte del pueblo español sentimos vergüenza de que el Gobierno no haya hecho una mala colonización sino una peor descolonización, entregándoos en manos de gobiernos reaccionarios como los de Marruecos y Mauritania. El Sr. González terminó su discurso con una frase que a todos los Saharauis nos sigue dando vueltas y vueltas en la cabeza. Sabemos que vuestra experiencia es la de haber recibido muchas promesas nunca cumplidas. Y al final ese hombre se convirtió en nuestra pesadilla y piedra de tropiezo para nuestra causa.
Su Majestad, para nosotros no caben ya palabras de compromiso, sino hechos que consagren nuestros derechos a elegir libremente nuestro destino.
Puede usted desempeñar un papel honorable e histórico en ese litigio que heredamos inesperadamente de nuestra común historia de metrópoli y colonia. Usted Majestad tendrá esa oportunidad avalado por muchas razones de prestigio y sabiduría y seguro que gozará del apoyo internacional, creemos que están creadas las premisas con las que Su Majestad puede evitar el retorno a la guerra, y por consiguiente la muerte, la destrucción y la desestabilización de la zona, algo que no conviene al vecino ni a sus amigos en la otra rivera.
Son treinta años ya de desgaste en vidas humanas y económicas. Este desgaste y la actuación de la monarquía alauita ha dado como resultado a vuestro amigo y vecino Marruecos: la miseria, las espaldas mojadas de la muerte, el tráfico de seres humanos, la expansión de las mafias marroquíes de inmigración, la desestabilización de las Islas Canarias, la preocupación de las organizaciones de derechos humanos, la falta del derecho más elemental de expresión... No se pueden olvidar a los cientos de desaparecidos saharauis y cientos de presos políticos que yacen en las cárceles marroquíes. Su Majestad, el ex secretario de estado norteamericano y ex enviado especial de la ONU para el Sáhara, el Sr. James Baker dijo una vez que es un problema menos complicado que el de Chipre y que tiene solución.
Ante estos hechos, creemos que su vista no debería producirse en estos momentos sabiendo la situación de falta democracia y de violación de derechos humanos que se vive en la monarquía más absoluta de nuestro tiempo.
Usted representa una monarquía constitucional y parlamentaria donde se respira y se ejerce la democracia en sus distintos tonos y formas y opuesta en forma y contenido a la del vecino que será su anfitrión. Esta monarquía tendría que ser el ejemplo a seguir y a enseñar al que usted considera amigo y hermano de sangre y sobre todo cuando se trata del hermano menor que por naturaleza aprende y es superado por el mayor.
Ojalá que la razón al final se imponga y que se vislumbran nuevos horizontes que nos hagan recapacitar y corregir nuestros errores ante nuestros pueblos, vecinos y amigos sin remordimientos ni solapamientos.
Su Majestad, tenga en cuenta que el mes de abril vence el plazo de estancia de los cascos azules en el Sahara Occidental y que el POLISARIO, el gobierno Saharaui y sus mayores aliados en Africa como Argelia y Sudafrica advierten sobre la negativa marroquí en no escuchar a la comunidad internacional y respetar los acuerdos suscritos entre ambas partes para la aplicación del referéndum de la autodeterminación del pueblo Saharaui.
Atte. desde un lugar del Sáhara Occidental
Asalamu aleicum.
Bahia M.H Awah, periodista saharaui