Sr. D. JACQUES CHIRAC
Presidente de la República Francesa
Palais de L'Elysée
57, Rue du Faubourg-Saint-Honoré
75008 PARIS

Embajada de Francia
Calle de Salustiano - Olozaga 928001 - Madrid
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Fax : [34] (91) 423 89 01 S

 

Sr. Presidente,

La Comunidad Internacional y sus Organizaciones más representativas: la ONU, la OUA y el Tribunal Internacional de Justicia de la Haya han declarado el Sáhara Occidental como un territorio sujeto a un proceso de descolonización y han reconocido desde siempre el derecho del pueblo saharaui a decidir libremente su futuro en un referéndum de autodeterminación libre y trasparente.

Hace más de 27 años el Estado español, en circunstancias instigadas por Francia, abandonó de forma harto vergonzosa al pueblo saharaui a su suerte, permitiendo que Marruecos ocupara el Sáhara Occidental, condenando a sus habitantes a refugiarse en Argelia o a vivir sometidos bajo la ocupación militar marroquí en el territorio saharaui.

El conflicto ha durado mucho y con él los sufrimientos del pueblo saharaui. Francia no es ajena a ambas cosas.

El Gobierno que Usted preside, miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, ha utilizado todos sus recursos, incluida la intervención militar directa, para impedir que el pueblo saharaui ejerza su derecho a la libre autodeterminación en el marco de la descolonización reconocida por la ONU como objetivo moral y políticamente indiscutible. Francia misma, que había participado, bajo el liderazgo de Charles de Gaulle, en la liberación de Europa de la ocupación hitleriana y consintió que sus antiguas colonias accedieran a la libertad, no debería tener nada contra la libertad del pueblo saharaui.

Desgraciadamente no fue así y hoy es vista a nivel internacional como el principal obstáculo detrás de Marruecos al advenimiento de una paz justa y duradera en el Sahara Occidental. Los que hemos convivido con el pueblo saharaui o seguimos de cerca los desarrollos de este conflicto estamos convencidos de ello.

En 1991, la ONU, a traves del Consejo de seguridad, ofreció una ocasión de oro al intentar, con el acuerdo de las dos partes y el respaldo del Consejo de seguridad, reestablecer el proceso de descolonización del Sahara Occidental, mediante la aplicación de un plan de paz sencillo cuyo objetivo es permitir al pueblo saharui lo que no se le permitió en 1975, que es pronunciarse en las urnas sobre su destino.

Sin embargo eso no se ha logrado todavía y allí volvemos a encontrar a Francia detrás de la intransigencia de Marruecos. El Gobierno francés no

solo ha consentido que Marruecos obstaculice impunemente y de forma reiterada el Plan de Arreglo para el Sáhara Occidental desde 1991 y los Acuerdos de Houston de 1997, suscritos por el Frente Polisario y el Reino de Marruecos, sino también proclama públicamente, al igual que Marruecos, que el Plan de Paz no es aplicable y que respaldaría únicamente soluciones que legitimen el hecho colonial marroquí en el Sahara Occidental, al que llama "provincias del Sur"marroquí. Ningún país en el mundo, y menos uno democrático con la experiencia colonial de Francia, ha llegado a este extremo de complicidad con la ultima vergüenza de la descolonización africana.

Desde esta posición que contradice todos los principios democráticos de Francia y ponen en tela de juicio toda pretensión de liderazgo regional o internacional, no es de extrañar que su Gobierno se haya implicado, a través de la compañía Elf, en un claro intento de explotación ilegal de las riquezas naturales de un pueblo en busca todavía de su autodeterminación definitiva. Junto a ello, su Gobierno, al privilegiar la naturaleza y contenido de sus relaciones económicas y estratégicas con Marruecos sobre cualquier otra consideración, incluida la legalidad internacional, ha permitido la consumación en el Sahara occidental de un "fenómeno de violación masiva de los derechos humanos por parte de las autoridades marroquíes", que la Federación Internacional de derechos Humanos había denunciado en julio del 200.

Como ciudadanos europeos que defendemos y queremos la libertad y la democracia en nuestro país y en el mundo, no podemos ser ajenos, ni neutrales frente al intento de eliminar los derechos del pueblo saharaui.

Nuestra responsabilidad e historia común, nos obliga a ser los primeros en exigir el respeto a la legalidad internacional, el cumplimiento de las resoluciones de la ONU, la aplicación estricta del Plan de Paz para el Sáhara Occidental y la restitución de los derechos del pueblo saharaui permitiendo que decida en las urnas si quiere o no vivir libre e independiente en su territorio.

La Unión Europea y su ciudadanía no deberían admitir que el único sistema posible para que se preste atención a los conflictos sea su explosión violenta, la perpetración de masacres o la proliferación de terrorismos que busquen atraer la atención pública para dar visibilidad a un conflicto desatendido por la Comunidad internacional. No hacer nada en lo político cuando procede y se puede, es decir, ahora, es una invitación a la escalada y la degradación del conflicto en una región por tanto muy próxima a Europa, y a cuyas costas llegan a diario pateras transportando masivas emigraciones de seres humanos empujados por la desesperación.

La estabilidad en el Magreb es, junto a su desarrollo social y económico, una exigencia de los intereses bien entendidos de Europa y de Africa. Estabilidad y desarrollo del Magreb están, sin embargo, íntimamente ligados a la solución pacífica del conflicto del Sáhara Occidental en el marco de la legalidad internacional reconocida por numerosas resoluciones de la ONU.

Queremos apelar a su sentido de la responsabilidad. Francia, así como España, y la Unión Europea de forma general, no deben seguir confundiendo a la ciudadanía y al sistema internacional. Es inconcebible que países democráticos europeos, en un momento internacional donde se levantan voces, entre ellas la de Francia, contra la tentación del unilateralismo a espaldas de la legalidad internacional, consientan al mismo tiempo la continuación de un acto unilateral de agresión contra la legalidad internacional en el Sahara occidental y prestar oídos sordos a los sufrimientos del pueblo saharui.

Apelamos a ese sentido de la responsabilidad y madurez de los que Francia puede hacer gala, para que su Gobierno, en el ámbito de sus relaciones con Marruecos y dentro del Consejo de seguridad, se implique de forma decisiva y transparente en la solución justa y legal del conflicto del Sahara Occidental. Los ciudadanos de este país firmantes de esta carta, hemos decidido manifestarnos de forma regular y periódica frente a su Embajada en Madrid hasta el día en que veamos que el rol de Francia en lo que respecta al Sahara Occidental se adecua a la legalidad internacional.

Atentamente le saludan.


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